Además de incendios forestales que perturban, la preparación de las tierras para la siembra de cañaverales y maní es un dolor de cabeza para las familias que viven a orillas de grandes extensiones de terreno recién removido que provocan tolvaneras.
En la comarca La Tejana, al oeste de la cabecera departamental Chinandega, las familias indicaron que los vientos producen los remolinos que surcan los campos y las nubes de tierra ingresan por las puertas, hendijas y ventanas de sus hogares.
En la comarca San Benito N. 2, los pobladores reportaron ante la municipalidad por las tolvaneras que les hace encerrarse en las casas, tengan que correr a tapar los alimentos y el agua, aunque eso no deja de inundar sus habitaciones, salas y cocinas.
Los incendios forestales, expandidos por los ventoleros, también han golpeado decenas de manzanas de bosque, maleza, pastos y tacotales, en los municipios de El Viejo, Somotillo y Villanueva.
Isabel Francisco Mayorga, líder brigadista contraincendios y habitante de la Comarca San Luis N. 2 en Cosiguina-El Viejo, dijo que las llamas hicieron sucumbir árboles en abundancia como pochotes, laurel y guanacastes. Lo arrasado es más de 2 mil hectáreas.
Los lugareños demandan la presencia y patrullaje del Ejército para contrarrestar el proceso de quema y destrucción de esta zona, según ellos considerada reserva natural.
Por su parte, vecinos de la comunidad Rancherías, en la cordillera volcánica Chonco-San Cristóbal, denunciaron que pequeños productores realizan quema de parcelas para la siembra de frijoles, lo que constituye riesgo y daño al manto acuífero.