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El Banco Central de Nicaragua (BCN) refleja en sus estimaciones una desaceleración del consumo, que pasó de crecer 5.8 por ciento en 2016 al 3.8 por ciento  en 2017. LA PRENSA/ARCHIVO

¿Por qué fracasan las pymes de Centroamérica al pedir crédito al banco?

Estudio de Felaban, que incluye a Nicaragua, revela que el financiamiento a pymes es escaso en la banca y da pistas del porqué

Aunque las pequeñas y medianas empresas generan el 64 por ciento del empleo en América Latina y aportan el cuarenta por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), la banca regional destinó el año pasado en promedio solo el 38 por ciento de su cartera bruta de crédito a este segmento empresarial, según una investigación publicada por la Federación Latinoamericana de Bancos y el Fondo Multilateral de Inversiones, del Banco Interamericano de Desarrollo.

El peso de las pymes en la cartera de préstamos de los bancos es menor en Centroamérica, el Caribe y México frente a sus pares en América del Sur, según el estudio que incluyó a tres bancos de Nicaragua (ver infografía). Esta baja penetración del crédito bancario en la región, sin embargo, contrasta con la oportunidad de crecimiento que la banca ve en las pymes.

El 68 por ciento de los bancos consultados en Centroamérica, el Caribe y México afirmó (en respuestas múltiples) que financian a las pymes porque consideran que son de importancia para el desarrollo económico y además el treinta por ciento ve en este segmento empresarial una oportunidad de crecimiento del negocio financiero dado al dinamismo acelerado de las pymes.

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Entonces si en promedio menos de cuatro dólares de la cartera bruta de préstamos de la banca está en manos de las pequeñas y medianas empresas, ¿cómo se están financiando las pymes? ¿por qué le cuesta a la banca financiar a este segmento empresarial?

En declaraciones a LA PRENSA, el secretario general de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Giorgio Trettenero Castro, explica que basado en estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el BID y la Comisión Económica de América Latina y el Caribe, las pymes “tienen un importante sesgo a financiarse con sus utilidades propias. También con el crédito que los socios de las empresas que toman crédito a nombre propio. Otro elemento de financiación pueden ser las líneas de crédito ofrecidas por los bancos de fomento públicos, dirigidas a segmentos específicos de la producción”.

Según la Encuesta de Empresas Sostenibles Nicaragua 2015, realizada por el Consejo Superior de la Empresa Privada y la Organización Internacional del Trabajo, el 57 por ciento de las empresas en Nicaragua expresa tener dificultades para obtener préstamos, siendo mayor este porcentaje entre las informales, ya que no poseen garantías. El 81.9 por ciento de las empresas se financia con recursos propios, proporción que se eleva a 82.4 por ciento en el caso de las microempresas, a 80.3 por ciento en las pequeñas y 64 por ciento en las medianas. A nivel nacional solo el 5.3 por ciento se financia con la banca local, el 0.1 por ciento con la banca internacional y el 0.4 por ciento con la banca estatal.

El estudio de Felaban revela que la proporción de la cartera de préstamos de la banca a pymes en América Latina y el Caribe se redujo en el 2016 con relación a 2014, cuando alcanzaba el cuarenta por ciento. En el 2013 era el 41 por ciento, pero es mayor con relación a 2011 y 2012, cuando alcanzaba 37 y 33 por ciento, respectivamente.

Los tropiezos

El sesenta por ciento de los bancos en Centroamérica, el Caribe y México, encuestados para el estudio de Felaban, aseguraron que en la región hay múltiples barreras tanto internas como externas para financiar a las pymes, siendo la informalidad, el principal “círculo vicioso” con el que se topan. A nivel de la región la proporción que ve obstáculos es del cincuenta por ciento.

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Al respecto, Trettenero explica que “la responsabilidad de la formalización de las empresas es un tema que pasa por la ley, las políticas estatales y el desarrollo de sistemas que integren temas como los impositivos, el previsional, la participación en las compras estatales, la capacitación y el desarrollo interno de los mercados. En ese orden de ideas hay que decir que la responsabilidad de dicha labor es estatal plenamente”. No obstante, Trettenero señala que “por supuesto que la banca puede colaborar y trabajar para que esto ocurra (la formalización). Pero también deben hacerlo entidades como las cámaras de comercio, los gremios industriales y comerciantes, los responsables del registro económico de las firmas y las autoridades fiscales”.

“La banca puede ser un participante más, pero siempre dentro del marco de la ley y lo permitido por los marcos legales de los negocios, además es de vital importancia trabajar junto con el sector público un esquema de educación financiera que explique los beneficios de formalizarse, junto con políticas de Estado que faciliten la incorporación al sistema formal”, agrega.

A nivel interno, los bancos tienen dificultades para comprender el negocio de las pymes, principalmente cuando este está comenzando su actividad.

Además en algunas ocasiones la banca no considera los distintos segmentos coexistentes entre las mipymes excluidas del sistema financiero, no tiene herramientas financieras flexibles y poca tolerancia del sistema al fracaso.

Esta dificultad se da pese a que el 87 por ciento de los bancos de la región cuentan con una sección especializada en atender los servicios y requerimientos de las pequeñas y medianas empresas. Además el 78 por ciento de las instituciones bancarias afirma tener una metodología de análisis de riesgo diferente que está en función de atender las necesidades de las pymes.

También los bancos de la región consideran que afrontan dificultades para recopilar información de las pymes y procesarla para determinar el crédito. Por esa razón, el 56 por ciento de la banca está tomando hasta 15 días para procesar y desembolsar una solicitud de crédito a una pyme. Otro 29 por ciento de los bancos tarda entre 16 y treinta días.

Más obstáculos

Entre las condiciones mínimas que no logran cumplir las pymes para acceder a un crédito bancario, figuran información financiera sobre el negocio poco clara (el 58 por ciento de los bancos de Centroamérica, el Caribe y México identificó esta limitante), falta de garantía (53 por ciento la mencionó), la empresa está en la informalidad (58 por ciento lo dijo), no tener balances auditados (34 por ciento), monto solicitado muy pequeño para ser rentable para el banco (27 por ciento), falta de un fiador o codeudor (16 por ciento), entre otras.

Los bancos de Centroamérica, el Caribe y México también encuentran dificultades dada a la ausencia de datos de las pymes en los burós de crédito, poco registro de los activos de las empresas para ser usados como garantía, altos niveles de provisiones y limitados tipos de activos aceptables como garantía por la legislación en los países.

Relación más equilibrada
En el estudio de Felaban-Fomin, se señala que la banca de la región pide una relación más equilibrada con las políticas de Estado y los entes reguladores.  Algunos bancos mencionaron por ejemplo que el  regulador debe ser  más flexible con las normativas y el  gobierno debe tener políticas públicas más abiertas para ayudar a las pymes  como la creación de  fondos de garantías para que  las pymes pueda alcanzar los recursos de la banca.
 “El rol regulador es importante para controlar la salud de las carteras. Pero a su vez tiene que permitir amplitud de negocios. Además  el regulador debe ser una entidad que mejore las actividades sin sembrar terror, poder tener un buen balance y que el excesivo control no afecte el negocio”, menciona el estudio.

¿Qué gana una pyme con el crédito bancario?

El secretario general de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Giorgio Trettenero Castro, afirma que hay varias ventajas. “La primera es crear y generar historial crediticio. La segunda es que desde el sector bancario se hace un análisis de riesgo y viabilidad que permite obtener montos de financiamiento óptimos y en plazos que se consideran razonables, dadas las restricciones financieras que tenga una empresa”.

“En tercer lugar, la cartera pyme otorgada por un banco tiene unos productos de financiación diseñados específicamente para este tipo de empresas. Por esta razón si a un empresario se le otorga crédito de parte de un banco tiene la seguridad de que el producto está hecho a su medida y no es fruto de la improvisación”, precisa.

Y agrega: “En cuarto lugar, son muchos los bancos que ofrecen servicios conexos al crédito dirigidos a empresas. Capacitación, inversiones financieras, manejo de la liquidez son algunos ejemplos”.

 

58 por ciento
de la cartera bruta de los bancos pequeños de América Latina y el Caribe está en manos de las pequeñas y medianas empresas, proporción que se va reduciendo a medida que la entidad financiera es más grande, según una investigación de Felaban y el Fomin

 

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