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Según estimaciones del Centro Humboldt, en una hectárea se pueden sembrar un máximo de entre 1,300 y 1,400 árboles. LA PRENSA/A.LORÍO

Cada año hay menos bosques en Nicaragua

Más de un millón de hectáreas de bosques fueron arrasadas en cinco años. El impacto que provoca la ausencia de esta vegetación es alarmante, ya que se traduce en escasez de agua, mayor contaminación del aire y pérdida de flora y fauna

Al descender por la Cuenca Sur de Managua, se observa un bosque ralo y marchito. Este ha sido víctima de la deforestación que azota al país y que se ha venido agravando.

El problema es parte de lo que el ambientalista Jaime Incer Barquero llama “una destrucción del medioambiente, que significa una destrucción de la calidad de vida de los nicaragüenses”.

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Al perder bosques, lejos de solo privar a los nicaragüenses de la belleza natural que representan, el impacto es más alarmante, ya que se traduce en escasez de agua, mayor contaminación del aire y pérdida de flora y fauna, dijo el ambientalista Incer Barquero, quien mantiene una posición en contra de que la tala continúe.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional Forestal (Inafor), la superficie del país es de 13,000,000 de hectáreas y aproximadamente el 25 por ciento (3,254,145 de hectáreas) está cubierto por bosques.

Es “preocupante”

Estos datos han cambiado, y ahora se manejan unas cifras que hacen del sector forestal una situación “preocupante”, según el oficial de industrias extractivas del Centro Humboldt, Jurgen Guevara.

En un período de cinco años (2011-2016) —según estimaciones encontradas en los estudios de Centro Humboldt— se ha perdido más de un millón de hectáreas de bosque, siendo las zonas más afectadas las reservas de biósfera.

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Solo en Bosawas se perdieron 67,196.38 hectáreas donde ahora se desarrollan actividades agrícolas.

Ese factor es la primera amenaza que está acabando con el bosque, dijo Guevara, seguido de los incendios forestales, que representan la pérdida de unas 10,000 a 15,000 hectáreas al año.

El experto también señaló como otros causantes de la situación del sector forestal la falta de educación ambiental y la poca o nula institucionalidad, que prevalece con “un marco legal deficiente y hasta cierto punto muy permisivo”, dijo.

Sin bosque no hay agua

El sector forestal “es uno de los que más ha sufrido la degradación, y de seguir de esta manera vamos a tener serios problemas como lo es la disponibilidad de agua”, refirió Guevara.

Esa posición también la confirmó la expresidenta de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), Ruth Herrera, quien refirió que es necesario “acabar con la tala de bosque, prohibir todo tipo de deforestación para recuperar una parte de ellos por regeneración natural”.

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Herrera ha señalado que “el deterioro de los recursos hídricos, tanto superficiales como subterráneos, están en su punto crítico. Actuamos ahora o después va a ser demasiado tarde”, dijo.

La exfuncionaria refirió que las fuentes subterráneas se ven afectadas por la irregularidad de las precipitaciones, y debido a la pérdida de bosque no se puede infiltrar el agua que cae y se pierde.

“A tres años más de plazo hay un proceso de desertificación en todo el Pacífico de Nicaragua…”, dijo.

¿Qué pasa con el clima?

Rosario Murillo, vicepresidenta designada por el Consejo Supremo Electoral, citó la explicación del especialista José Antonio Milán, quien mencionó que los eventos de lluvias y granizo registrados en esta semana no tienen un vínculo evidente sobre el comportamiento de la época lluviosa.

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Esto debido a que el cambio climático “está borrando las señales en el comportamiento de la atmósfera; señales que en el pasado han permitido hacer pronósticos más certeros, como los que hacían nuestros padres y abuelos”, dijo Murillo.

Muestra de ello es que se formó un ciclón tropical en el Atlántico, fenómeno que se ha anticipado.

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