Los campesinos que se oponen al proyecto del Canal Interoceánico porque amenaza sus tierras, su modo de vida y su futuro, realizarán hoy su marcha nacional número 87, esta vez en la ciudad de Juigalpa.
Organizados en el Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía, los campesinos exigen la derogación de la Ley 840, mediante la cual Daniel Ortega ha hipotecado la soberanía nacional y entregado a la empresa china HKND prácticamente todo el territorio de Nicaragua.
La compañía china concesionaria y el régimen de Ortega, desde hace algún tiempo ya no hablan del Canal ni han impulsado ninguna obra para su construcción. Inclusive, en estos días activistas del partido gobernante han visitado las comunidades de la proyectada ruta canalera para decir a los campesinos que el canal no será construido. Sin duda que esto ha sido para desmotivar la participación de los campesinos en la marcha contra el canal, al mismo tiempo que quieren intimidarlos convocando a una contramarcha gubernamental en la ciudad de Juigalpa.
Pero es evidente que el régimen orteguista no amedrenta a los campesinos, que mantienen con firmeza la demanda de que la Ley 840 debe de ser derogada. El Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía, publicó el martes de esta semana, en campo pagado de LA PRENSA, una proclama en la que reitera su protesta “por la entrega del territorio nacional al chino Wang Jing” y pide respaldo ciudadano a la marcha de hoy.
Los campesinos advierten que la Ley 840 “le otorga al concesionario (canalero) el derecho de desarrollar ocho megaproyectos en la parte Sur de Nicaragua y además cualquier subproyecto que no forme parte de esta concesión y que el concesionario determine que es necesario para el desarrollo y operación de uno o más de tales subproyectos”. Y citan el artículo 3, párrafo 3 de la Ley 840, que dice textualmente: “Se otorga al Concesionario el derecho de ceder, novar, transferir o gravar todos o cualquiera de los subproyectos, incluyendo cualquier derecho en virtud a este artículo 3, y cualquiera otros derechos y obligaciones establecidos en la presente Ley…” De modo que según los campesinos, “con esta ley se otorga al chino Wang Jing el derecho de vender el territorio nacional a quien le dé la gana sin que los nicaragüenses podamos demandarlo”.
Ciertamente, la Ley 840 que autoriza la venta del territorio y la soberanía nacional a la empresa canalera china, ha convertido a quienes la negociaron, la aprobaron y ahora la defienden, en los peores vendepatria de la historia nacional, como calificó Sandino a los que también vendieron Nicaragua mediante el primer tratado canalero que fue el Chamorro-Bryan de 1914.
De manera que lo menos que pueden y deben hacer los nicaragüenses que conservan la dignidad nacional es respaldar a los campesinos que en nombre y en el interés de Nicaragua luchan por la derogación de la oprobiosa Ley 840.
