La palabra Pascua (pascae en latín, pèsaj en hebreo) significa paso. En el caso de los judíos representa el cruce del Mar Rojo, es decir el paso de la esclavitud hacia la libertad. Para los católicos se conmemora la resurrección de Cristo, es decir, el paso de la muerte hacia la vida eterna. Incluso para los ateos significa la supremacía del espíritu por sobre la materia. Nosotros muy pronto estaremos de la oligarquía a la democracia. De la resignación a la acción de una lucha justa; de la indiferencia a la solidaridad con nuestros hermanos que luchan por sus tierras entregadas a los chinos, al igual que nuestros hermanos del Caribe; el olvidarnos de cómo cavar la tierra y cuidar el suelo es olvidarnos de nosotros mismos. De la queja a la búsqueda de soluciones; de la desconfianza entre nosotros, al abrazo sincero; del miedo a la dinastía, al coraje de volver a apostar todo nicaragüense por el amor; de recoger sin la vergüenza nuestros trozos de sueños rotos por traidores y vendepatria y volver a empezar cada día en una lucha continua hacia la libertad de esta tiranía; de la autosuficiencia al compartir los éxitos de nuestra dignidad, nuestros valores en el recuerdo de los que cayeron en la lucha; de hacer las paces con nuestro pasado para que no arruine nuestro presente y proyectar a nuestros hijos y nietos hacia el futuro de libertad y alegría.
Y de saber que de nada sirve ser luz, si no podemos iluminar el camino de nuestro prójimo. Que el mal avanza cuando las personas buenas no hacemos nada para evitarlo; que la avaricia del capital socio del déspota, muestra su pobreza de espíritu; de qué sirve vivir bien, lucir bien si descuidamos nuestro amor por el prójimo; la vida es prestada, así que construyamos el futuro con democracia y lucha a cada instante. ¿Qué hicimos ayer por nuestra tierra, qué estamos haciendo hoy y qué planificamos hacer mañana, para alcanzar lo que nos hemos propuesto a nosotros mismos?… Actuemos todos hoy.
En diez años vamos a querer hacer lo que no hicimos hoy. Tú y yo tenemos el control de cambiar el presente, porque ya viejos en una cama de hospital rodeado de tus familiares, te acordarás de lo que hoy no quisiste hacer: ¡Luchar! “Si nada nos salva de la muerte que al menos el amor nos salve de la vida. (Pablo Neruda)”. Mi amor es por Nicaragua y solo tengo esta vida mía para hacerlo.
Si el destino de esta gran nación es el progreso, la lucha es imprescindible, debemos de vivir, pensar, y actuar inspirados por esta visión de lucha hacia una vida de paz y armonía. Si lo ignoramos nos volvemos a equivocar (1979). No hay ningún partido que valga, ni tampoco es necesario algún tipo de literatura sofisticada o propaganda pagada. Los que hemos seguido las enseñanzas de un cristo resucitado que es una verdad sencilla y solo podemos propagarlas viviéndolas junto a nuestro pueblo en su lucha.
La fuerza no proviene de nuestra capacidad física, proviene de una voluntad indomable, al igual que el calor acumulado se transforma en energía, de igual manera la ira acumulada puede convertirse en una fuerza capaz de movernos hacia sus tanques rusos. La alegría descansa en la lucha, en el intento, en el sufrimiento implícito, no en la victoria en sí. Debemos orar por Nicaragua y Venezuela en su derecho de luchar contra la dictadura; la música de nuestra vida, corre peligro.
El autor es catedrático universitario.