Roxana Vega tiene tres años de ser corresponsal de la Cadena Internacional Telemundo. Comenzó a trabajar en televisión nacional a los 17 años y ahora impulsa cápsulas empresariales que se transmiten por televisión nacional.
¿Tiene algún apodo?
De niña me decían “Chispitas” o “Terremotito”, porque era muy hiperactiva, era muy necia.
¿Cuál sería el último concierto de su vida?
Uno de Bryan Adams.
¿Qué es lo más vergonzoso que le ha pasado?
Una vez estaba en vivo (en televisión) y me agarró un ataque de risa y no podía controlarlo.
¿Se identifica con algún personaje o caricatura?
Oprah Winfrey, la admiro un montón y me identifico por el carácter filantrópico y humano que tiene.
¿Alguna manía o hábito extraño?
Me toco mucho las cejas cuando estoy nerviosa.
¿Es buena cocinando?
Sí, me quedan muy buenos los canelones, la lengua en salsa y la lasaña de espinaca.
¿Ha estado a punto de morir?
Una vez pequeña casi me ahogo.
¿Miedos o fobias?
Lo encerrado no me gusta.
¿Sin qué prenda no puede salir de casa?
Sin mi cosmetiquera. Me encanta el maquillaje.
¿Qué se llevaría a una isla desierta?
Agua y fósforos.
¿Si solo pudiera salvar un objeto de su casa durante un incendio, cuál sería?
No salvaría nada. Es más importante mi vida (ríe).
¿Qué comida no puede rechazar?
Unos frijoles con cuajada, aguacate y tortilla.
¿Algún hobby?
Una de las cosas que más me gusta hacer es agarrar mi carro, irme solita con la música a todo volumen. Me gusta mucho pasar esos tiempos de soledad conmigo misma.
¿Es una persona de rutinas?
No, me gustan las cosas espontáneas. No podría pasar en una oficina en el mismo lugar. Tengo que andar en movimiento.
¿Qué le diría a Rubén Darío?
Que le hizo falta acercarse un poquito más a Dios.
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