Besar, abrazar y acariciar son gestos que afloran de manera natural con las personas que queremos, especialmente con nuestros hijos. Demostrar afecto continuo trae muchos beneficios a los más pequeños de la casa, los cuales perdurarán en el tiempo. Principalmente los besos y abrazos les tranquilizan, les aportan seguridad y se sienten queridos. El placer que proporcionan estos gestos son parte de la conducta normal, asegura Sara Tarrés, psicóloga infantil con máster en dificultades del aprendizaje. Estas demostraciones de cariño son esenciales en los primeros meses de vida de nuestros bebés. Otro beneficio que tienen en bebés y niños es que les fomenta un correcto desarrollo físico y emocional. Además, les facilita que duerman mejor y los besos y abrazos tienen un efecto calmante ante las pequeñas dolencias, cólicos y dolor bucal en el momento de la dentición. Ante cualquier caída, un beso “les cura y les calma más que cualquier otra cosa”, asevera Tarrés.
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