Querida Nicaragua: Estamos viviendo uno de los periodos más convulsionados de nuestra América Latina. Algunos de nuestros países han vuelto a vivir en el sistema de las férreas dictaduras militares del siglo anterior cuando los militarotes, a través de golpes de Estado, de madrugonazos o de anulación de legítimas constituciones convocaban a asambleas constituyentes escogidas a su antojo con el afán de eternizarse en el poder. Algunos se reelegían mediante pactos con sus adversarios a cambio de prebendas y cargos menores en la administración pública, otros mediante leguleyadas de magistrados del poder judicial que convertían en legal lo ilegal para que su amo pudiese presentarse a nuevos períodos. Como en un espejo estamos viéndonos retratados en el pasado tenebroso que han vivido la mayoría de nuestros pueblos.
Los Castro en Cuba fueron los primeros que cabalgando sobre la dictadura militar de Batista montaron una superdictadura comunista que todavía está en el poder después de 58 años, un cáncer totalmente terminal que ha hecho metástasis regándose por casi todos los pueblos latinoamericanos y creando decenas de grupos terroristas desde Argentina, Chile y demás países suramericanos hasta Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Méjico. Todos hemos vivido las nefastas y corruptas historias de los Chávez, Maduro, Evo Morales, Ortega, los tupamaros y los montoneros hasta llegar a los Kirchner en la Argentina que gracias a Dios salieron del escenario político por el voto mayoritario de la democracia. Actualmente es Maduro, el lamentable heredero del difunto Chávez, quien mantiene a Venezuela hecha una ruina y a punto de una guerra civil. Se ha hecho el sueco violando la Constitución negándose a convocar a elecciones y ha esgrimido falsamente la misma Constitución para crear una constituyente comunal con sus propios partidarios. Se ha olvidado, pero al pueblo no, que existe una legítima Asamblea Nacional electa mayoritariamente por el pueblo venezolano, el mismo que está en las calles todos los días reclamando sus derechos y exigiendo que haya alimentos y medicinas para tantos millones de venezolanos. Los muertos pasan ya de 40, hay cientos de heridos y más de mil presos políticos. La OEA está haciendo lo que debe hacer pero no parece haber resultado alguno. Y lo peor del caso es la timidez de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, tan solo emiten comunicados sin ninguna efectividad, no hay ninguna presión que ayude en su desgracia al pobre pueblo del Libertador. ¿Qué es lo que pasa? ¿Dejaremos que surja otra Cuba en tierra firme americana? ¿Dejaremos que la patria de Bolívar se vuelva como dijo él, un país de esclavos?
El pueblo de Bolívar está luchando en las calles sin darse por vencido pues no quiere ser esclavo de Maduro y su pandilla de corruptos y narcotraficantes. Es un pueblo en lucha contra un gobierno insensible frente a un presidente en broma, que frente a semejante tragedia se exhibe bailando salsa en su programa televisivo. Es el colmo de la irresponsabilidad y el desprecio por el pueblo. Antes los militares salvaban su honor haciendo causa común con su pueblo, hoy parecen pertenecer a la misma pandilla de corruptos del tirano. Dicen que en río revuelto ganancia de pescadores. Quiera Dios que los pescadores no sean aquí los camaradas, los comunistas rusos que están haciendo o amenazando con hacer presencia en nuestros países, trayendo cantidades de tanques de guerra que no nos servirán de nada, aviones de combate cuando no tenemos contra quién combatir, edificios disfrazados de embajadas para utilizar sabe Dios cuántos aparatos que no conocemos y apenas sospechamos.
Ayudemos a nuestros pueblos a fortalecer la democracia. Ayudemos al pueblo heroico de Venezuela que hoy más que nunca nos pide a gritos solidaridad, esa solidaridad de que hacemos gala en nuestros discursos. La tragedia que está viviendo Venezuela es la misma que un día podríamos vivir nosotros. Hoy por ti, mañana por mí.
El autor es empresario radial.
