Sentados alrededor de una mesa plástica, Juan Ángel Alfaro González, de 37 años; Francisco Ramón López Estrada, de 51; Ariel Marín, de 40, y José Agustín Cruz, de 23, se juntan todas la mañanas para meditar sobre su pasado, cuando estuvieron sumergidos en el alcohol y las drogas.
Fueron los primeros en ingresar al Centro de Rehabilitación Ebenezer “Celebrando la Recuperación en Cristo Jesús”, ubicado en Somoto, en Madriz, que el 29 de abril abrió sus puertas para atender a personas alcohólicas y drogadictas.
Su fundador es Ricardo Antonio López, de 52 años, originario de la ciudad de Managua, pero quien a los 6 años fue llevado a vivir a los Estados Unidos, donde cuenta que a los 8 años comenzó a tomar licor y a los 12 ya fumaba marihuana. “A los 15 años consumía cocaína y a los 18 heroína”, relató.
“Por la misericordia y gracia de Dios ahora puedo decir que ya no necesito nada de eso. Ahora ya tengo ocho años de que mi cuerpo está limpio de estas drogas”, reveló López, quien recuerda con mucha tristeza a su madre fallecida Zoila Dominga López, quien sufrió mucho al verlo sumergido en esos vicios.
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“Mi madre quedó muy agradecida con Dios, porque me sacó de esa mala vida y entonces emprendió la tarea de abrir un centro de rehabilitación con ayuda de otras personas que tenían familiares inmersos en el vicio de las drogas y el alcohol. Recuerdo que el centro de rehabilitación, donde estuve interno, se llamaba Ebenezer ‘Celebrando la Recuperación en Cristo Jesús’, en California, Los Ángeles, en Estados Unidos”, señaló.
Dijo que esa mala experiencia en su vida, y haciendo honor a su madre fallecida hace 10 años en los Estados Unidos, le hizo venir a Nicaragua. “Escogí la ciudad de Somoto, en Madriz, para abrir el centro de rehabilitación en vista de que en una ocasión, que andaba conociendo esta zona, vi que no había un lugar para tratar a los enfermos alcohólicos y drogadictos que estaban tirados en algunas esquinas de las calles de esta ciudad”, indicó.
El pasado 29 de abril López inauguró el Centro en Somoto, donde desde hace algunos días están ingresadas voluntariamente seis personas.
A cambiar sus vidas
Juan Ángel Alfaro González, de 37 años, uno de los internos, dijo que decidió ir por su voluntad al centro, porque tiene el propósito de cambiar su vida. “Anduve por más de 15 años rodando por las calles ingiriendo licor, sucio y dando lástima porque dormía en las aceras y eso ya no era vida, por eso llamo a los que andan todavía en este vicio a dejarlo y que vengan a rehabilitarse y a entregarse a Dios para su recuperación”, expuso.
Ariel Marín, de 40 años, con 15 años de consumir licor, dijo que tomó la decisión de abandonar esa vida porque está arrepentido y ahora espera que pueda recuperar a su familia, “cuando estás sumido en el consumo, nadie te quiere ver y te rechazan”, señaló.
Necesita apoyo para seguir
El local, ubicado a orillas de la Carretera Panamericana de la parte norte de la ciudad de Somoto, cuenta con 24 camas litera con sus respectivos colchones, baños e inodoros, un área de cocina equipada con un fogón y un área para estudio, reflexión y recreación de los internos.
Ricardo Antonio López indicó que para la sostenibilidad del centro de rehabilitación está destinando sus ahorros, recaudados mientras trabajaba en los Estados Unidos, pero que espera que en el menor tiempo posible gente caritativa y organizaciones sociales, al igual que instituciones del Gobierno, lo apoyen.
Tanto las autoridades de la Policía, Ministerio de Gobernación, Ministerio de la Familia y el Ministerio de Salud en el departamento de Madriz aunaron esfuerzos el año pasado para sostener un centro de rehabilitación para tomadores consuetudinarios, pero optaron por cerrarlo ante la falta de apoyo económico para su sostenibilidad.
200
personas inmersas en la adicción al alcohol y a las drogas se estima deambulan a diario en las calles de la ciudad de Somoto. Once personas han perdido la vida en los últimos tres años, afectados por el consumo diario de licor.