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ajuste fiscal, Nicaragua

Economista Adolfo Acevedo. LA PRENSA/ARCHIVO

¿A usted le interesa la suerte del INSS?

Todos mostraban que lo que estaba detrás de esta tendencia del INSS a la insolvencia, era que los pagos por pensiones y prestaciones están creciendo a tasas más aceleradas que los ingresos por cotización

Todos los estudios actuariales, desde el que realizó la Comisión Técnica establecida por el presidente Bolaños, pasando por los estudios sucesivos del Banco Central, de la OIT, y las proyecciones del FMI, mostraban que los superávits que todavía mostraba el INSS inevitablemente se transformarían en déficit, y el INSS sería insolvente en algún momento de la década de 2020.

Todos mostraban que lo que estaba detrás de esta tendencia del INSS a la insolvencia, era que los pagos por pensiones y prestaciones están creciendo a tasas más aceleradas que los ingresos por cotización.

Las tendencias demográficas harían que se deteriorase el número de cotizantes por cada perceptor, mientras que las características del mercado laboral no permitían que el número de empleos formales —conforme al criterio de productividad— y los salarios reales de los cotizantes, creciesen a tasas capaces de sostener al crecimiento de los receptores de pensiones y prestaciones, dada la generosidad relativa de las mismas.

pensiones, INSS
LAPRENSA/ARCHIVO

Por razones de espacio, solo quisiera enfatizar dos puntos: dado que se ha perdido la confianza en el actual diseño institucional del INSS, el punto más importante, y el primero, sería refundarlo como una entidad autónoma y profesional, y absolutamente transparente, enfocada en el cumplimiento eficaz de sus funciones y objetivos.

El planteamiento de que el Estado asuma en su Presupuesto las pensiones que corresponden a su función de Protección Social, no se hace solamente para liberar al INSS de esta carga.

Tiene como sentido forzar al Estado a definir y establecer con claridad esta política, en el marco de un debate nacional, que todos tenemos la responsabilidad de promover por todos los medios a nuestro alcance, acerca de cómo el país, a través del INSS y la política de Protección Social del Estado, va a hacer frente al acelerado tránsito al envejecimiento de su población, que ya inició con fuerza.

Para estar claros, a medida que avanza el proceso de envejecimiento y se deteriora la relación pensionados/cotizantes activos, será preciso ir ajustando la tasa de contribución, el número de semanas cotizadas y la edad de jubilación, como lo establece el sistema de primas escalonadas.

Pero lo que haría posible que estos ajustes no tengan el impacto dramático que tendrían en las actuales circunstancias, y puedan ser tolerables en el tiempo, es el patrón de crecimiento económico que prevalezca en las próximas décadas.

Como sabe cualquier economista, el crecimiento del número de adultos mayores, dada la generosidad de las pensiones y de las prestaciones de salud, otorgadas por el INSS o mediante el Presupuesto, solo podrá sostenerse si se corresponde con la sumatoria de las tasas de crecimiento del empleo formal —definido según el criterio de productividad—, y de los salarios reales.

Esto solo será posible si el país lleva a cabo un esfuerzo coordinado, a lo largo de al menos tres décadas consecutivas, por promover un proceso de transformación estructural que signifique que porcentajes cada vez mayores del empleo que genere la economía sea empleo de creciente productividad y remuneración.

Si se hace un compromiso por llevar a cabo este esfuerzo sostenido, será posible ir calibrando y adecuando, en el tiempo, de manera progresiva, la combinación de cambios en los parámetros del sistema, con los avances en el proceso de transformación económica estructural.

De lo contrario, si usted considera que las raíces de carácter estructural que lastran nuestra economía y la base de sustento económico del INSS no se pueden cambiar con la suficiente rapidez, a través de un compromiso de la sociedad por los próximos treinta años, la única opción serían dramáticas “reformas paramétricas” que conlleven un incremento, en la medida que fuese necesario, de la tasa de cotización, o alternativamente, una drástica reducción de la denominada tasa de reemplazo, es decir, de las pensiones como porcentaje del salario medio, hasta donde sea necesario para cerrar la brecha.

*Economista
[email protected]

Economía cotizaciones INSS Nicaragua pensiones archivo

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