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Piratas del Caribe V: La Venganza de Salazar

Piratas del Caribe V: La Venganza de Salazar

Crítica de cine: Piratas del Caribe V, la Venganza de Salazar

Lea por qué nuestro crítico, Juan Carlos Ampié, dijo: “No existe una franquicia que me deje más indiferente que Piratas del Caribe”.

No existe una franquicia que me deje más indiferente que Piratas del Caribe. La única sorpresa de esta quinta entrega es su mera existencia. ¿Han hecho cinco películas ya? Apartando la primera, bendecida por la novedad del personaje de Jack Sparrow, son tan genéricas que se olvidan al mismo tiempo que se miran.

Considerando que han pasado 14 años desde la primera, los realizadores fuerzan un cambio generacional para conseguir un protagonista juvenil, que permita a la audiencia infantil y adolescente algo de identificación. Así, se introduce el personaje de Henry (Brendon Thwaites), hijo de la pareja conformada por Elizabeth (Keira Knightley) y Will Turner (Orlando Bloom). Su misión, es decir, el motor dramático de la trama, es encontrar el tridente de Neptuno para liberar a su padre de una maldición que lo mantiene confinado bajo el agua en el navío Holandés Errante. Su interés romántico es Carina Smyth (Kaya Scodelario), una joven acusada de bruja por su inteligencia, siguiendo la memoria de un padre que nunca conoció. Los une casualmente el caos generado por Jack Sparrow (Johnny Depp), perseguido por Salazar (Javier Bardem), un capitán de la Fuerza Naval Española convertido en espectro vengativo.

Juan Carlos Ampié, crítico de cine.
Juan Carlos Ampié, crítico de cine.

El filme taquillero contemporáneo se distingue negativamente por extender su metraje con varios finales. Este tiene dos prólogos, ambos innecesarios. El exceso de trama queda balanceado por su superficialidad. Los personajes enuncian constantemente sus objetivos, para que el espectador no los olvide en medio de la cacofonía de la mezcla de sonido y el exceso de efectos especiales. Entre Henry y Carina se plantea un desganado debate entre ciencia y magia, pero la película rápidamente se alinea con el muchacho. No puede hacer otra cosa, considerando su compromiso primario con lo fantástico y lo sobrenatural. Eso menoscaba en alguna medida los intentos por infundir un discurso feminista a través de Carina. Entre todos los piratas torpes y ridículos, ella brilla por su claridad, eficiencia y agencia personal. Pero al final, debe rendirse al poder de la magia y el amor verdadero.

Los directores Joachim Rønning y Espen Sandberg saltaron a la palestra internacional con “Kon Tiki” (2012), filme que recrea la historia de Thor Heyerdal, explorador noruego que en 1947 atravesó el océano Índico en una balsa. La habilidad que demostraron para filmar en el agua probablemente los puso en el radar de los estudios Disney. Menos importante en el gran balance de las cosas es la nominación al Óscar que obtuvieron en la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera —perdieron ante la implacable Amour (Michael Haneke, 2012). Ahora, ellos mismos, son objetos de conquista. Pertenecen al grupo de talentos internacionales que responden a los cantos de sirena de Hollywood. Menos que creadores de un filme personal, son ingenieros encargados de mantener una máquina gigantesca a flote, y en movimiento.

No lo consiguen. En medio del aburrimiento, solo nos queda fijarnos en pequeños detalles de gracia: tome nota de cómo el cabello de Salazar se mueve como si estuviera sumergido bajo el agua, aun cuando se encuentra al aire. Scodelario, Cathy en la última versión de Cumbres Borrascosas (Andrea Arnold, 2011), y veterana de la franquicia The Maze Runner (2014-2018) brilla en medio de la sobrecarga de estímulos. Su parecido con una joven —Nicole Kidman— es inquietante. Algunas reacciones de Depp pueden ser graciosas, pero en general, parece alguien que ha contado un chiste demasiadas veces, y sigue haciéndolo porque no se le ocurre nada mejor. O porque le pagan muy bien por hacerlo.

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