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Karla Morales, una nicaragüense que busca a sus padres

Karla Morales tenía un día de nacida cuando sus papás biológicos la dejaron abandonada. Ahora quiere encontrar a su verdadera familia.

Tenía el color rosáceo de un bebé que acababa de abandonar el vientre materno. Una prensa aún sostenía el cordón umbilical recién cortado. Llevaba el pañal del hospital y solo tenía una pacha de leche con ella. Era de noche y lloraba.

Karla Morales había sido abandonada en la acera de una casa. Estaba recostada a un poste cerca de un garaje. Cuando las personas que vivían en la morada salieron para averiguar de dónde venía el llanto, encontraron a Karla en la acera.

43 años después, ella vive en Estados Unidos y quiere respuestas. Fue adoptada cuando tenía pocos días de nacida, pero sus padres adoptivos ya murieron y ahora quiere hallar a su familia biológica en Nicaragua. No tiene rencor, dice, pero necesita saber de dónde viene.

Una princesa

En 1974, karla Morales fue entregada a una familia que no podía tener hijos. Según ella, creció como una princesa. LA PRENSA/Cortesía

La bebé no tenía ningún documento que revelara quién era o cuándo había nacido. Fue dejada en la puerta de la casa donde vivía un reverendo. “La gente que vivía ahí se convirtió en mis padrinos”, dice Morales.

A ella la encontraron el 30 de septiembre de 1974. Sus padrinos calcularon que tenía un día de nacida y por eso ella cree que nació el 29 de septiembre de 1974. Por cualquier cosa, celebra su cumpleaños ambos días.

Cuando fue hallada, en casa del reverendo trabajaba una empleada doméstica llamada Tomasa. Ella quería llevarse a la niña a su casa, pero no la dejaron, y después de esa noche ya nunca más regresó a trabajar al lugar.

El reverendo llevó a la pequeña Karla donde una pareja que conocía hacía mucho. Él sabía que tenían muchos años intentando tener un hijo y todavía no podían. El reverendo la entregó a sus amigos que vivían en Xiloá. Ramón y Marcia Morales se convirtieron en los padres adoptivos de Karla.

“Yo era una princesa, era su única hija y ellos eran los mejores padres biológicos que mi madre pudo haberme dado. Me amaron como su propia hija y amaron también a mis hijos como sus propios nietos de sangre”, dice Karla.

“No estoy completa”

Karla Morales (de rosado) junto a su esposo, con quién está casada desde hace 15 años, su hijo y sus cuatro hijas. LA PRENSA/ Cortesía

Karla vivió en Nicaragua hasta que tuvo tres años. A esa edad, sus padres la enviaron a Estados Unidos para que fuera a vivir con su abuela adoptiva, mientras sus padres conseguían visas para viajar también.

Allá creció como una niña más. Sus padres se mudaron cuando ella tenía 13 años y decidieron contarle que había sido adoptada. “Todavía lo recuerdo. Estaba tendida en sus brazos. Me pasó el dedo por el pelo y me dijo que no era mi madre biológica y estaba llorando. Ella me dijo que quería decirme porque tenía miedo que yo encontrara otra forma de saberlo. Le dije que la amaba y que ella siempre sería mi madre. Yo estaba tan herida, pero más por ella. Nunca la cuestioné de nuevo porque no quería herir sus sentimientos”, dice Morales.

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Fue hasta que murió su madre, en 2005, que Karla quiso saber de dónde venía. Le preguntó a su padre, don Ramón, pero él solo le dijo que ellos habían sido sus verdaderos padres. Ella no quiso seguir preguntando. Don Ramón murió en 2010 sin que pudiese decirle más. “Mi vida no cambió hasta que murieron. Después de que se fueron, mi vida ha estado perdiendo un pedazo. No estoy completa. Es como si Nicaragua esté llamando a mi alma diciéndome que tengo que terminar algo. Necesito encontrar de dónde vengo”, afirma Karla.

Su madrina, Wilson, quien vivía en la casa donde fue abandonada, asegura que había un rumor de que ella era hija del dueño de una fritanga que quedaba cerca del Hospital Fernando Vélez Paiz. También cree que nació ahí, pues fue abandonada en una casa que quedaba a la vuelta de la esquina del hospital.

Ramón y Marcia Morales adoptaron a Karla cuando ella tenía apenas unos pocos días de nacida. LA PRENSA/ Cortesía

No ha regresado al país desde que se fue cuando niña. En Estados Unidos se hizo una prueba de ADN para tratar de tener una pista sobre su origen. “Me muestra que soy nativo americano por 45 por ciento y 20 por ciento italiano y 15 norteafricano. También hay algunos irlandeses, y otras partes de Europa. Combino con varios primos pero son primos de cuarto grado. Me puse en contacto con otros y parece que esos primos fueron adoptados fuera de Nicaragua también. La mayoría de las personas que toman la prueba quieren saber de dónde vienen o están buscando miembros de la familia”.

Karla trabaja para una compañía de seguros en Boca Ratón, Florida. Está casada desde hace 15 años y en total tiene cinco hijos. Quiere volver a Nicaragua para intentar encontrar a sus padres. “Quisiera ir a buscar los documentos de las niñas que nacieron en el Hospital Vélez Paiz el 29 de septiembre de 1974. Quisiera buscar a la señora Tomasa, para ver si ella sabe algo. Y también hacerme una prueba con uno de los hijos del dueño de la fritanga, ir a esa fritanga para hablar con alguien para ver si conocen a quien pudiera dar con el señor”, dice Karla.

Ella no guarda rencor por sus padres biológicos. “No tengo resentimiento. Estoy aquí por sus opciones. Yo existo y he vivido una vida hermosa. Mi madre biológica pudo haber tenido circunstancias desafortunadas que le impidieron apoyarme y yo era una niña bendita. No podría haber pedido una mejor casa”, dice Morales. También ha pensado en que sus padres podrían estar muertos, pero espera que al menos podría conocer a otros miembros de su familia.

Karla quiere encontrar esa pieza que hace falta en su vida. “Es muy importante saber de dónde vengo”, explica. “¿De quién obtengo mis características? ¿Tengo hermanos? Tal vez soy una tía y ni siquiera sé. Si alguien me contacta y los detalles coinciden, pagaría para hacerme una prueba de ADN para confirmar que somos una familia”.


Campaña en redes

Karla Morales ha iniciado una intensa campaña en redes sociales para encontrar a su familia. Su cuenta, llamada “Nací en Nicaragua”, la actualiza todos los días poniendo la información que obtuvo de la prueba de ADN a la que se sometió en Estados Unidos. Sus fotografías y publicaciones en las que relata su historia se comparten cada vez más. Pide a los usuarios que si alguien sabe de una niña que fue regalada, a finales de septiembre de 1974, por favor la contacten para ver si podría tratarse de ella.

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