Al menos 90 personas han muerto y 463 resultaron heridas en un atentado con coche bomba perpetrado este miércoles en una zona de alta seguridad de Kabul, lo que hace de éste uno de los ataques más mortíferos de los últimos años en Afganistán.
El objetivo del ataque se desconoce por el momento, pero según Ismail Kawasi, vocero del Ministerio de Sanidad, la mayoría de las víctimas eran civiles, entre ellos mujeres y niños. Luego del atentado una enorme nube de humo cubrió la capital afgana.
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Ningún grupo se ha atribuido de inmediato la autoría del ataque suicida. Los responsables podrían ser tanto los talibanes como el grupo extremista Estado Islámico, que ya realizaron antes ataques a gran escala en la ciudad.
El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, condenó enérgicamente el incidente, que se produce unos días después del inicio del mes sagrado del islam. “Incluso en el mes sagrado musulmán del Ramadán, el mes de la bondad, la bendición y la oración, los terroristas no paran de matar a nuestro pueblo inocente”, dijo el mandatario, citado en una nota de su oficina.
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El vecindario está considerado la zona más segura de Kabul, con embajadas extranjeras protegidas por docenas de muros antiexplosiones de tres metros (10 pies) de alto y oficinas gubernamentales custodiadas por policías y fuerzas de seguridad nacionales.
La embajada de Alemania, el Ministerio de Exteriores y el palacio presidencial están en la zona afectada, así como las legaciones diplomáticas de Gran Bretaña y Canadá, China, Turquía e Irán.
Incertidumbre
Fue uno de los peores ataques en la ciudad desde la retirada de las fuerzas extranjeras a finales de 2014. Después del ataque se registraron importantes daños en la sede diplomática de Alemania y en otros edificios cercanos.
Por el momento se desconoce si entre los fallecidos hay diplomáticos extranjeros, pero Alemania y Pakistán señalaron que algunos empleados y personal de las embajadas resultaron heridos.
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La explosión se registró precisamente en la hora pico de la mañana, con las carreteras llenas de trabajadores que se dirigen a sus puestos. Al parecer, el coche bomba estalló cerca de una transitada intersección en el distrito de Wazir Akbar Khan, señaló Najib Danish, viceportavoz del Ministerio del Interior.
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Televisoras locales emitieron imágenes que mostraban a residentes aturdidos y cubiertos de sangre caminando con dificultad antes de ser trasladados a hospitales.
Los transeúntes se detenían para ayudar a los heridos a entrar en sus propios coches mientras otros se congregaron en el exterior del cercano Hospital de Emergencias, gestionado por Italia.
Contra valores humanos
A través de un comunicado, el Ministerio de Interior afgano condenó “en los términos más contundentes el ataque terrorista”. “Estos actos atroces van contra los valores de la humanidad, así como los de los afganos de paz”, agregó la nota.
Pakistán se sumó a la condena y su ministerio de Exteriores señaló que “la explosión causó daños en las residencias de algunos diplomáticos y personal paquistaníes, que vivían en las inmediaciones, y provocó lesiones menores a algunos”.
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El Ministerio de Exteriores de Berlín dijo que no tenía información de inmediato sobre posibles víctimas o daños en su puesto diplomático, pero que trabajaba para obtener más detalles desde Afganistán.
Potencia
La explosión fue tan potente que más de 50 vehículos quedaron destrozados o dañados. “En este momento no sabemos cuál fue el objetivo del ataque”, declaró Danish.
Las ventanas de tiendas, restaurantes y otros edificios quedaron destrozadas en un radio de hasta un kilómetro (media milla). “Hay un gran número de víctimas, pero no sé cuántas personas están muertas o heridas”, apuntó un testigo de lo sucedido, Gul Rahim.
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Kawasi señaló que los heridos fueron ingresados en distintos hospitales de la ciudad. Poco después de la explosión, las fuerzas de seguridad bloquearon todas las carreteras en Wazir Akbar Khan y helicópteros vigilaban el vecindario desde el aire.
Oleada de ataques insurgentes
Los talibanes afganos anunciaron el mes pasado el inicio de su ofensiva de primavera, y prometieron construir una base política mientras centran sus ataques en la coalición internacional y las fuerzas de seguridad afganas.
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Fuerzas estadounidenses y locales luchan contra la insurgencia de los talibanes desde hace más de 15 años. Estados Unidos tiene ahora más de 8.000 soldados en suelo afgano para entrenar a las fuerzas locales y realizar operaciones antiterroristas.
En el último año se centraron en frenar una oleada de ataques insurgentes, que tomaron distritos clave como la provincia de Helmand.