Al menos seis personas murieron y otras 87 resultaron heridas luego de un atentado con bombas ocurrido este sábado durante un funeral en Kabul, la capital de Afganistán. Hasta el momento ningún grupo terrorista ha reivindicado el ataque.
El vocero del ministerio del Interior, Najib Danish, informó que varios diputados y altos funcionarios del gobierno se encontraban en el cementerio donde ocurrieron las explosiones.
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Danish indicó que en el campo santo se realizaba el entierro del hijo del senador Alam Ezadyar, Salim Ezadyar, quien murió este viernes durante una manifestación multitudinaria en Kabul. El senador Ezadyar es el vicepresidente de la cámara alta del Parlamento afgano.
Este es el segundo ataque de gran envergadura registrado en la capital afgana desde el pasado miércoles, cuando un coche bomba causó 90 muertos y más de 450 heridos en un distrito diplomático de Kabul.
Uno de los más sangrientos
El atentado de hace tres días, que todavía no ha sido reivindicado por ningún grupo insurgente, es uno de los más sangrientos desde la invasión estadounidense en 2001 y este viernes provocó protestas violentas que se saldaron con cinco muertos y diez heridos.
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Unos 200 manifestantes pasaron la noche bajo dos grandes tiendas de campaña en una carretera próxima al palacio presidencial y al lugar del atentado. Otros 200 se les unieron durante el día.
Más seguridad
Todos los accesos al palacio y a zonas diplomáticas están bloqueados por la policía y las autoridades limitaron los movimientos de personas y vehículos. Más de un millar de personas se manifestó este viernes exigiendo más seguridad en la capital afgana.
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El ataque de este miércoles generó dudas sobre la capacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos luego de casi 16 años de guerra con los insurgentes. El presidente Ashraf Ghani se reunió con altos funcionarios de seguridad durante una reunión de emergencia, un día después de que la protesta se volvió violenta y varios manifestantes murieron.
Durante la protesta del viernes, muchos de los manifestantes pidieron la renuncia de sus gobernantes, intentaron acercarse al palacio y algunos policías hicieron disparos de advertencia y usaron cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
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El jefe de policía de la ciudad dijo que algunos manifestantes dispararon hacia sus hombres. Un miembro del Parlamento dijo el viernes que ocho manifestantes murieron a tiros, mientras que un funcionario hospitalario dijo que cuatro cadáveres fueron llevados a sus instalaciones.