14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Emmanuel Macron, presidente de Francia. LA PRENSA / AFP.

Emmanuel Macron, presidente de Francia. LA PRENSA / AFP.

Una nueva fuerza política llamada Emmanuel Macron

Hace tres años nadie lo conocía. Ahora es el presidente de Francia. Con tan solo 39 años, Emmanuel Macron pretende retar a Donald Trump por la hegemonía política mundial.

La transformación le llevó solo tres años. 36 meses para pasar de completo desconocido a presidente de la quinta potencia mundial. Pero lejos de saborear la miel del Elíseo en postura contemplativa, Emmanuel Macron va por otro reto: ser la contrafuerza internacional del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Por ahora, da la impresión que la agudeza del joven de 39 años podría ganar la partida.

El pasado 1 de junio Trump anunció que Estados Unidos saldría de los Acuerdos Climáticos de París, a los que prácticamente todos los países del mundo se adhirieron en 2016. A los días el gobierno norteamericano explicó en un minivideo de 40 segundos el porqué de su abandono, y en cuestión de horas y a falta de un verbo más adecuado, el gobierno francés “troleó” a los desertores con una sencilla modificación de la misma pieza audiovisual. Muchos medios consideraron esta movida como una audaz provocación de la nueva administración Macron, que reparte desde ya cucharadas del entusiasmo y la energía del presidente más joven en la historia de Francia.

Nacido en Amiens, en el nublado norte de Francia, Macron ha exhibido siempre valentía y decisión. Se casó con su profesora 24 años mayor que él, se graduó de la prestigiosa universidad que forma a los líderes del país, arregló una histórica venta de miles de millones de euros cuando fue banquero, supo cuándo meterse a la política y con qué partido, y tuvo el timing perfecto para salir de ahí y fundar el suyo propio. Es dueño de una mente brillante. Un lector asiduo. Un pianista talentoso. Un hombre arrogante, al parecer de algunos. Un líder, que ganó la Presidencia con el 66.10 por ciento de los votos.

Desde joven Macron mostró gusto por la literatura y el teatro. A los 15 conoció al amor de su vida: su profesora de Drama, Brigitte. LA PRENSA / Captura de pantalla del documental La Estrategia del Meteoro, de la televisora France 3.
Desde joven Macron mostró gusto por la literatura y el teatro. A los 15 conoció al amor de su vida: su profesora de Drama, Brigitte. LA PRENSA / Captura de pantalla del documental La Estrategia del Meteoro, de la televisora France 3.

La victoria de su vida

Desde su adolescencia Macron parece seguir una misma estrategia, nutrida de idealismo y acentuada de transgresión. A sus 15 años clavó ojos de amor en su profesora de teatro, Brigitte Trogneux, mayor que él por 24 años, casada y con tres hijos. “Venció una a una todas mis resistencias. Con paciencia”, confiesa ella en un documental para la televisión. Se casaron en 2007, tras una larga lucha en la que un niño se hizo hombre.

“Bibi”, como llaman de cariño a la primera dama de Francia, recuerda que “Emmanuel andaba siempre rodeado de libros, pasaba mucho tiempo con los profesores, charlando con sus maestros. Era un chico brillante, muy inteligente. Ustedes dirán, ‘habla bien porque es su marido’, pero no. Está hablando la profesora”.

Lo que ella recuerda es para el documental biográfico Macron, La Estrategia del Meteoro. El diario español El País también le había atribuido en abril un apodo de fenómeno natural: “Huracán Macron”. Ambos le sientan bien. Macron es una fuerza de la naturaleza.

En clases de Teatro, en el Liceo La Providencia, de Amiens, él le propuso a su profesora que adaptaran juntos una obra y metieran más personajes. Trabajaron juntos por días y según revistas de sociedad francesas fue entonces cuando se encendió su llama. Con 15 años, Macron le declaró su amor a la profesora. Ella, quizás por miedo, lo convenció de terminar su secundaria en París, en el Liceo Henry IV, pero antes de irse, él le prometió que regresaría para casarse con ella.

Sostuvieron un amorío por años hasta que ella se divorció del padre de sus hijos en 2006 y se casó con Macron al año siguiente. En la fiesta de la boda Macron dijo: “Tal vez no somos una pareja totalmente normal, pero somos una pareja que existe”, y agradeció en particular la aceptación de los hijos de su esposa, contemporáneos de él y presentes en la ceremonia. Fue la primera gran victoria de su vida. Una amorosa. Contra todo pronóstico logró, a punto de encanto y paciencia, vivir junto a su amor platónico.

 El matrimonio de Emmanuel y Brigitte Macron ha sido la comidilla de muchos medios de comunicación por la diferencia de años que los separa. LA PRENSA / Agencias.
El matrimonio de Emmanuel y Brigitte Macron ha sido la comidilla de muchos medios de comunicación por la diferencia de años que los separa. LA PRENSA / Agencias.

Gustos de Macron

Emmanuel Macron, nacido el 21 de diciembre de 1977, adquirió desde temprana edad el gusto por el arte. En el colegio se inscribió en diversas actividades y aprendió a tocar el piano. Personas cercanas a él aseguran que toca de forma brillante.
De vocación académica, no se le dan mucho los deportes, pero ha practicado esquí y boxeo. De hecho, antes de algunos debates presidenciales, como candidato, se le vio lanzando golpes a modo de calentamiento.
Escribió un libro de ficción que solo Brigitte Macron, su esposa, ha leído. La trama se desarrolla en México en los años de la Conquista y se titula Babilonia, Babilonia.
Es un entusiasta del fútbol. En redes sociales circuló un video en el que se le ve insultando en voz alta al darse cuenta de un resultado de la Liga 1 de Francia y su esposa lo regaña por alterarse a causa de eso.
Analistas sugieren que el nombre de su partido ¡En Marcha! (que posee sus mismas iniciales) deriva de una frase del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito: “En la vida no hay solución sino fuerzas en marcha. Es preciso crearlas y las soluciones vienen”.


La casa donde creció Macron, en Amiens. LA PRENSA / Fotografía tomada del diario regional de Bélgica, La Nouvelle Gazette.
La casa donde creció Macron, en Amiens. LA PRENSA / Fotografía tomada del diario regional de Bélgica, La Nouvelle Gazette.

Seducción y poder

Si sobrevolamos la línea de tiempo de Emmanuel Macron, el ascenso vertiginoso del joven es sorprendente: después del Liceo estudió Filosofía en la Universidad Nanterre y Gestión Pública en Sciences Po. Se pasó luego a la Escuela Nacional de Administración (ENA), una universidad de élite que prepara a candidatos top para puestos de servicio civil francés. En 2004 se graduó de ENA y se hizo inspector de Finanzas en el Ministerio de Economía; en 2008 pagó 50 mil euros para abandonar su puesto en el Gobierno y trabajar como banquero socio-gerente de Inversiones en el poderoso banco Rothschild, donde obtuvo un sueldo millonario; en 2010 se hizo asesor económico de Francois Hollande, candidato presidencial del Partido Socialista; en 2012 sirvió como secretario general en el Palacio del Elíseo, sede del Ejecutivo de Francia; en 2014, con apenas 36 años, fue nombrado ministro de Economía con el gobierno de Hollande; en 2015 introdujo una importante reforma económica; en 2016 renunció a su cargo como ministro y lanzó su propio partido independiente, En Marche! (¡En Marcha!), con el que compitió y ganó la Presidencia de la República.

Francois Henrot fue director del banco Rothschild de Francia y jefe de Macron en sus tiempos de banquero. En el documental La Estrategia del Meteoro, dice que cuando se lo presentaron conversó con él por dos horas y al cabo de la charla le ofreció una importante plaza. Fue la primera y última vez que hizo tal cosa con un extraño que acababa de conocer. “Él posee capacidades intelectuales extraordinarias, pero no es solo eso. La pasta humana de la que está hecho, su carácter, su personalidad rara”, dice Henrot.

El banquero asegura que Macron aprendió en ese momento el arte de la seducción. “No voy a decir que sabe manipular las opiniones pero… casi”, apunta Henrot con una sonrisa casi de orgullo por las enseñanzas que el actual presidente obtuvo de su institución.

En 2012 Macron llevó a cabo una proeza financiera: finalizó la compra de la división de alimentos de Pfizer a Nestlé. Cuando la gigante multinacional Pfizer anunció que vendía su sección nutricional, varias empresas y bancos saltaron y se pusieron atentos. Nestlé nunca había trabajado con Rothschild, pero la eficiencia de Macron los dejó encantados. La transacción cerró en 12 mil millones de euros y el joven banquero se embolsó al menos un millón neto de comisión.

El periódico Le Monde, de Francia, llamó a Macron “El Mozart de las finanzas”, pero al poco tiempo “Mozart” dejó las finanzas y las cambió por el poder.

El joven Macron le caería bien a Frank Underwood, el ficticio protagonista de la teleserie House of Cards. En el guion, escrito por Beau Willimon, el personaje afirma que el poder vale mucho más que el dinero. “No se mide la riqueza en jets privados, sino en almas compradas”, dice Underwood en un capítulo. Y en otro: “Dinero es la mansión en Saratosa que empieza a caerse a pedazos luego de 10 años. Poder es el viejo edificio de roca que resiste por siglos”.

El exjefe de Macron, Francois Henrot, dice de su pupilo y su relación con el poder: “Macron probó el poder. Sabemos que es un alcohol fuerte. Le tomó el gusto. Se jubila con él”.

Emmanuel Macron, presidente de Francia. LA PRENSA / AFP.
Emmanuel Macron, presidente de Francia. LA PRENSA / AFP.

Homosexualidad y misoginia

Los 24 años de diferencia que separan a Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte Macron, han sido comidilla de muchos medios por todo el mundo. Incluso la revista satírica Charlie Hebdo sacó una portada con un dibujo de la pareja en la que él le toca un vientre de embarazo a ella, junto a la inscripción: “Va a hacer milagros”. El chiste, según la revista, es porque ella tiene 64 años y él cumplirá 40 pronto.
Cuando el diario Le Parisien le preguntó cómo lleva las especulaciones sobre que él es una suerte de gigoló o que en realidad es homosexual y está con ella para guardar apariencias —se ha dicho incluso que sostiene una relación con Mathieu Gallet, director de Radio Francia—, Macron dijo:
“Si yo hubiese sido 20 años mayor que mi esposa, nadie habría pensado por un segundo que no podíamos ser una pareja íntima. Es porque ella es 20 años mayor que la gente dice: ‘Esta relación no puede ser sostenible’. Hay un gran problema en cómo la sociedad ve el lugar de la mujer”, condenó. Y culpó a la misoginia y a la homofobia el que existan tales señalamientos.
Macron no tiene hijos propios pero su esposa tiene tres y siete nietos.


El Macron público

Ya en el citado filme que lo compara con un meteorito, y en otra producción llamada Macron: el ascenso al poder —disponible en Netflix— algunos entrevistados subrayan arrogancia y confianza excesiva en la personalidad de Macron, pero lo curioso es que en estas mismas producciones, al espectador le cuesta advertir lo mismo.

Ambos largometrajes muestran al candidato presidencial en campaña, interactuando con su equipo y sus colaboradores, y no se ven rasgos de soberbia, sino a un hombre entregado, recargado de energía, capaz de hacer tres o cuatro mítines diarios. Un tipo que se detiene a saludar a todos, que sirve él mismo el café cuando las reuniones son en su casa. Se sienta a conversar con jóvenes que tienen Síndrome de Down, sostiene conversaciones con ancianos en la campiña, va al encuentro de trabajadores al fondo de las fábricas, se sube a lanchas de pesca y evalúa lo recogido con sus propias manos… En fin, hace política de contacto. Va más allá de las selfies, y esto ha llamado la atención de muchos de sus votantes.

En 2016 Emmanuel Macron fundó su propio partido, ¡En Marcha!, e invitó a que izquierdistas y derechistas se le sumaran, pues el suyo, ha afirmado desde el inicio, es un movimiento independiente. Sin embargo, sus detractores, y sobre todo la ultraderechista Marine Le Pen, que disputó la segunda vuelta electoral con Macron, le tachan de ser el “candidato de las élites”. Notablemente por su pasado como banquero y no de cualquier banco, ya que sobre el apellido Rothschild —una de las familias económicamente más poderosas de Europa y el mundo— pesan acusaciones de todo tipo, incluso conspiracionistas.

A esto, Macron no ha guardado silencio. “Las conexiones financieras no van a influenciar mis políticas. Soy libre”, ha indicado, preservando su perfil de lobo solitario de la política francesa.

Pero Le Pen y otros críticos también se han referido con desprecio a sus orígenes.

Hijo de dos médicos, Emmanuel Macron creció en un caserón de Amiens, en el seno de una buena familia que guio sus pasos académicos y con la que nunca le faltó nada. Y algunos le han recriminado justamente eso: no haber sufrido por necesidades básicas.

En cuanto a su plan de gobierno, se le conocen numerosas políticas, pero han sido atacadas por considerarse “vagas y difíciles de definir en términos políticos, en especial en un país cuyo pensamiento está conformado por dos extremos: la izquierda y la derecha”, señaló en un reportaje el New York Times.

“Del quinquenio a venir lo único que podemos prever es la imprevisibilidad. El candidato de ¡En Marcha! se instala en el Elíseo no para reformar un sistema de poder que da sus últimos soplos, sino para conservarlo”, apuntó el diario galo Libération un día después de conocerse quién sería el nuevo presidente, y acaso provocando a las personas que votaron por él con la esperanza de haber encontrado en Macron una diferencia significativa con los Sarkozy o los Hollande, con los partidos históricos que tienen hartos a gran parte de Francia.

Con todo, Macron es el presidente más joven en la historia del país y el primero que llega sin un partido político tradicional. “Macron personifica la gran coalición. Presume de la bandera europea y se erige en artífice de la reconciliación republicana. Quiere aglutinar lo mejor de la derecha y lo mejor de la izquierda”, resume El País.

 

“No hay hombres o mujeres providenciales. Yo no lo creo. Lo que hay es la energía del pueblo y el valor de los que se lanzan a la acción”. Emmanuel Macron, presidente de Francia.

La imagen del apretón de manos entre Donald Trump y Emmanuel Macron dio la vuelta al mundo por la fuerza que usó el francés. LA PRENSA / Agencias
La imagen del apretón de manos entre Donald Trump y Emmanuel Macron dio la vuelta al mundo por la fuerza que usó el francés. LA PRENSA / Agencias.

A la caza de Trump

Mientras lo hace, quiere devolver a Francia una gloria que, afirma, tuvo otrora. En el debate del 4 de mayo, tres días antes de la segunda vuelta electoral, Macron explicó a Le Pen:

“Yo traigo el espíritu de conquista francés. Porque Francia siempre ha salido adelante y ha salido adelante en el mundo, porque es del mundo. Su idioma se habla en todos los continentes. Lo que hace su fuerza es precisamente porque sus rayos están en todas partes. Lo que hace que seamos hoy la quinta potencia económica mundial es porque somos fuertes en el mundo”.

De cabello rubio-castaño, mirada azul intensa, estatura promedio por ser francés y de andar firme, Emmanuel Macron no tiene qué envidiarle a Justin Trudeau. Al igual que el primer ministro de Canadá, el francés aparece como una bocanada de frescor para la política mundial. Su atractivo físico conjuga a la perfección con su discurso. Es un tipo que se sabe guapo e inteligente, y sabe utilizar el físico y las neuronas a su favor.

Según su equipo de campaña, esa noche destrozó a Le Pen y le arrebató cualquier opción de triunfo. Solo días más tarde, su vitalidad se ha vuelto contra Estados Unidos. O mejor dicho, contra Donald Trump.

El pasado 25 de mayo los presidentes coincidieron en Bruselas, Bélgica, en la casa del embajador norteamericano, y Macron sostuvo con evidente fuerza la mano de Trump por varios segundos más de los que el presidente de tono anaranjado y cabello oxigenado hubiese querido. Su rostro entre tenso e incómodo lo reveló.

“Mi apretón de manos con él no era inocente. No era el alfa y omega de la política, pero era un momento de verdad”, explicó Macron. “Hay que mostrar que no se hacen pequeñas concesiones, incluso simbólicas, pero tampoco mediatizar nada en exceso”, añadió.

Difícil no mediatizar lo siguiente: cuando Trump decidió sacar a su país de los Acuerdos Climáticos de París, Macron arremetió con un video invitando a los científicos estadounidenses para que trabajen en Francia. Y le “robó” la esencia al eslogan político con el que Trump ganó la Presidencia el año pasado (Make America great again o, en español: Hacer que Estados Unidos sea grande otra vez). Con su inglés fluido pero con acento; con tino pero con algo de veneno, Macron dijo que la humanidad tiene un nuevo compromiso: “Make our planet great again” (Hacer que nuestro planeta sea grande otra vez). Y claramente quiere que sea Francia la que ice esta bandera.

Este es el eslogan que ha creado Macron, y lo exhibe en sus redes sociales, con éxito:

También fue en Twitter donde el mandatario francés colgó el video invitando a científicos estadounidenses a trabajar en Francia:

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Vivian Candelaria
    Hace 7 años

    Ojo con este; quiere protagonismo politico. Nadie que haya trabajado para un Rotschild tiene las manos limpias…

  2. Enrique
    Hace 7 años

    Cuando escribas has bien tu investigación, Francia es la sexta economía (o potencia como le describes), detrás de US, China, Japón, Alemania e Inglaterra (dentro de poco sera la septima por cierto, India esta cerca). Bonito articulo, Hollande también empezó con mucho boom mediático, termino pidiendo la hora para salir!

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí