Es una de las actividades más contagiosas que existen: alguien abre la boca desmesuradamente, inspira y la cierra despacio. Quienes lo ven, en la mayoría de los casos, lo imitan y hasta es posible que usted ya sienta ganas de hacer lo mismo. La ciencia todavía no esclarece en un ciento por ciento el porqué del contagio, pero recientemente se publicó un estudio que asegura que si el bostezo es largo es porque el cerebro es más grande. “Científicos de la Universidad Estatal de Nueva York descubrieron un patrón: los animales con un cerebro pequeño, con menor número de neuronas en la capa exterior cerebral, llamada corteza, tenían bostezos más cortos que los animales de cerebro grande con más neuronas corticales”, cita el diario ABC, que escribe al respecto. Y lo corrobora la prestigiada revista Science: “Los individuos con cerebros más grandes y complejos tienen bostezos más aparatosos”.
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