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Inés Izquierdo Miller. LAPRENSA/ARCHIVO

Mucho de nada

Con respecto a muy mucho, debemos añadir que el adverbio mucho también se apocopa ante sí mismo, dando lugar a la expresión adverbial enfática de valor superlativo muy mucho, que significa muchísimo: “Emprendí el segundo viaje cuidándome muy mucho de mantener la llama del velón a una distancia precisa de mi rostro”.

Para quienes aún tienen dudas con el uso de muy y mucho, hoy les traeremos algunas explicaciones.
Comencemos aclarando que mucho(a) como adjetivo, significa “abundante” y, como ocurre con la mayoría de los cuantificadores indefinidos, va delante del sustantivo, con el que debe concordar en género y número: “Tengo mucho dinero ahorrado”.

Claro que se debe evitar el empleo de la forma masculina “mucho” ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica como “mucho hambre”.

La forma mucho funciona también como adverbio, con el significado de “abundantemente o intensamente”: Comimos mucho. Es en esta función que toma la forma apocopada muy, cuando precede a un adjetivo o a un adverbio, salvo que se trate de los comparativos mejor, peor, mayor, menor, más, menos, antes o después, casos donde en la lengua culta actual, mucho conserva su forma plena: “Salió el sol de nuevo, pero ya muy rojo y semioculto” o “Tú estás mucho peor que yo”.

La forma apocopada muy se antepone a los adjetivos y adverbios para construir el grado superlativo: muy grave, muy cerca. La estructura resultante es equivalente del superlativo formado mediante la adición del sufijo -ísimo al adjetivo o adverbio: gravísimo, cerquísima. No se admite en la lengua culta actual, salvo con intención humorística o expresiva, el uso conjunto de ambos procedimientos (muy gravísimo, muy cerquísima).

Con respecto a muy mucho, debemos añadir que el adverbio mucho también se apocopa ante sí mismo, dando lugar a la expresión adverbial enfática de valor superlativo muy mucho, que significa muchísimo: “Emprendí el segundo viaje cuidándome muy mucho de mantener la llama del velón a una distancia precisa de mi rostro”.

A mí en realidad no me gusta esta expresión, la siento redundante, pero cumplo con compartirles lo que dicen los libros especializados sobre el tema. Esto es “muy mucho” para mi gusto.

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