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La tradición de los famosos chinegros de San Juan de Oriente, cumplió 401 años de existencia. LA PRENSA/ NOEL AMILCAR GALLEGOS

San Juan de Oriente celebra a punto de “chilillazos”

Al son de los filarmónicos los chinegros se dan cuerazos sin parar, esto es parte de la tradición que se vive en las fiestas patronales de San Juan de Oriente, en donde celebran a su patrono San Juan Bautista.

Al son de los filarmónicos salen un par de hombres a lanzarse al ruedo, cercados por un improvisado círculo humano que disfruta ver cómo los “chinegros” se dan cuerazos sin parar, al igual que lo hacían sus antepasados hace 401 años. Esto es parte de lo que se vive en las fiestas patronales de San Juan de Oriente, en donde celebran a su santo patrono San Juan Bautista.

Las festividades que concluyen hoy lunes se caracterizan por la abundante quema de pólvora, bandas filarmónicas por todo el municipio, repartidera de comida típica, robustas enramadas adornadas con flores y frutas y procesiones multitudinarias, que atraen a centenares de visitantes nacionales y extranjeros por ser una de las fiestas más bullangueras del departamento de Masaya.

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Según la historia de este pueblo, los indígenas ofrecían sacrificios a sus dioses, autoflagelándose, no obstante, con la llegada de los españoles cambiaron esa costumbre, ofreciendo como penitencia a San Juan Bautista de que los azotes fueran entre dos personas de la misma comunidad, al son de pitos y tambores de cuero. Esta particular tradición todavía se mantiene enraizada entre los miembros de la cuna de la cerámica de barro.

Los chilillos son hechos de forma artesanal con el órgano reproductor del toro, que se pone a secar por varios meses hasta quedar estirado, luego en un extremo se coloca un pedazo de cuero como parte de una garra protectora, quedando flexible para ir a enfrentarse con cualquiera que salga bailando y retando.

Los chilillazos no duelen porque nosotros estamos acostumbrados a este tipo de sacrificios, desde que estamos niños ya traemos esto en la sangre, porque es herencia de nuestros antepasados, aquí hasta las mujeres se dan chilillos…”

Juan Potosme.

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