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Luis Rocha

Hoy cumple años nuestra música

Hoy martes 27 de junio cumple 74 años Carlos Mejía Godoy, y se los celebrarán en Hispamer, en el Auditorio Pablo Antonio Cuadra, a las 6:30.p.m., entregándole entre otros valiosos regalos el N° 15 de la revista del Centro Nicaragüense de Escritores, El Hilo Azul, dedicada merecidamente a su persona. Nació en Somoto, Madriz, Nicaragua, y junto con él fue creciendo nuestra música nicaragüense, acompañada de Los Bisturices Armónicos, Los de Palacagüina y los más importantes buscadores, recopiladores e intérpretes de nuestro folclor. Es por eso que hoy se le entregará esta revista dirigida y presentada por Sergio Ramírez, y editada con singular esmero por el narrador Mario Urtecho, especialista en el arte tipográfico, o lo tipográfico como expresión artística. “Honor, a quien honor merece” reza el refrán popular.

Hoy, con justicia, Carlos recibirá también el agradecimiento de nuestro pueblo, por tantos años de entrega y sacrificio, pues no pocos fueron los conciertos solidarios con causas justas, que ejecutó sin cobrar un centavo, y menos mal, porque cualquier concierto de Carlos es invaluable. Son muchos quienes este día nos dicen cómo y cuándo conocieron a Carlos, y hay en esos testimonios gratitud en torrentes, como torrentes musicales fueron los suyos que estremecieron a Nicaragua, en especial, y al mundo “que aun reza a Jesucristo y aun habla en español”.

En esos torrentes van muchísimas canciones que alcanzaron la cima de la popularidad, entre otras: Alforja campesina, María de los guardias, Clodomiro el ñajo, El Cristo de Palacagüina, Son tus perjúmenes, mujer, Nicaragua, Nicaragüita, Quincho Barrilete, Leona de tiempo completo, El burrito somoteño, o sus cantos épicos, o la Misa Campesina Nicaragüense. ¿Y la poesía? “…los poemas de PAC  —nos recuerda Carlos Mántica— fueron solo los primeros en musicalizarse. Les seguirían: de Joaquín Pasos: Las bodas del carpintero; de Luis Rocha: Mesa y Domus Aurea. Por lo cual le reitero a Carlos Mejía  mi agradecimiento, por ser quien con su música superó lo por mí escrito. Y siguieron poemas de Julio Cortázar, José Coronel Urtecho, Carlos Martínez Rivas, Julio Valle, Guillermo Rothschuh Tablada, Ernesto Cardenal, Octavio Robleto, José Cuadra Vega, Rubén Darío, Bruno Mongalo, y Santa Teresa de Jesús, en un justo alarde de lo que el Señor Gobernador Tastuanes califica de fecundidad y versatilidad.

Conocí a Carlos, y lo digo también en reconocimiento a la revista que le tributa su homenaje, en tiempos de El Hilo Azul, cuando ambos éramos muchachos, y podíamos hacer nuestro el parlamento 297 de El Güegüence, traducido por nuestro querido amigo el señor Gobernador Tastuanes, Carlos Mántica: “¡Ah, mis tiempos! Cuando era muchacho. El tiempo del hilo azul, cuando me veía en aquellos campos de los Diriomos alzando fardos de guayaba, ¿no muchacho?”

Digno sucesor de una estirpe privilegiada en creación musical, destaca en ella Camilo Zapata, a quien el propio Carlos bautizara como El Clarinero Mayor, y quien fuera, como Carlos en un tiempo lo fue, enamorado irredento y nietero insigne, hasta que en esta actualidad entró en el sosiego conyugal de su esposa Xochitl Acatl Jiménez. Además, hoy, sigue siendo ejemplo de modestia, pues ciertamente que como dice Carlos Mántica: “A su pasmosa fecundidad se suma una versatilidad no superada por ninguno de nuestros compositores”. A lo que Carlos Mejía parece responder: “Yo lo que hice fue poner el oído en el corazón del pueblo…”

El autor es escritor. Extremadura, Masatepe.

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