Los nicaragüenses votan porque creen que van a recibir algo a cambio, según el estudio de Participación Política de Nicaragua, presentado este martes por el Consorcio Panorama Electoral.
El estudio se basó en doce grupos focales realizados en distintos centros urbanos del país, a principio del mes de junio. José Miguel Cruz, director del Instituto Jack Gordon para Políticas Públicas de la Universidad Internacional de la Florida, explicó que la investigación intentó contestar a las preguntas de por qué votan los ciudadanos y por qué no lo hacen.
“Lo que salió muchas veces en estas discusiones de los grupos focales es una especie de sistema clientelar, de relaciones transaccionales entre votantes y políticos, que funciona de manera eficiente. Mucha gente va a votar no porque tiene simpatía por un proyecto político, no porque es guiada por una ideología o porque simpatiza con un programa concreto, sino porque van a recibir algo directamente a cambio de votar. Hay un sistema de premios y de castigos identificados por la población, que les motivan a votar o a no votar”, explicó Cruz en la presentación de estudio este martes.
Cruz comentó que una gran cantidad de veces los ciudadanos entrevistados dijeron que “la gente va a votar porque le dieron el zinc, porque le dieron el chancho, le dieron la gallina o les ofrecían la vaca”. Según Cruz, la gente también mencionó la inclusión en programas sociales para recibir subsidios para ir a la universidad, beneficios de salud, acceso a recursos del Estado para resolver problemas. Otro tema recurrente fue la estabilidad laboral a cambio del voto.
Clientelismo
“Uno va a votar para apoyar a su programa político (o) para elegir a sus representantes que básicamente hablen por el ciudadano frente al aparato gubernamental, eso no aparece más (en los resultados). Lo que aparece es este tema de un ejercicio de patronazco, de clientelismo, que está presente en todas las esfera de la vida política de Nicaragua. Es decir, yo voto porque recibo algo específico a cambio. O no voto porque no recibo nada específico a cambio”, expresó Cruz.
“La gente vota porque eso les asegura cierta estabilidad personal”, dijo investigador José Miguel Cruz @laprensa pic.twitter.com/CM4rtYb60z
— Leonor AlvarezH (@LeonorAlvarezH) 28 de junio de 2017
La investigación fue realizada por el Centro Kimberly Green de Estudios Latinoamericanos y del Caribe y el Instituto Jack Gordon para Políticas Públicas de la Universidad Internacional de la Florida, bajo el financiamiento del Grupo Cívico Ética y Transparencia (EyT) y contó con el apoyo logístico del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp).
El estudio fue motivado por el debate público sobre la baja participación en las votaciones presidenciales de 2016. Estos comicios fueron llamados farsa electoral por la oposición política, debido a la exclusión de la principal fuerza política opositora y por el control del gobierno en el sistema electoral.
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La conclusión de la investigación para Cruz, es que “la actividad política se ha convertido para muchos ciudadanos en una estrategia de supervivencia vital, más que un ejercicio de delegación de poder”.
“La gente vota porque eso les asegura cierta estabilidad personal (porque) las cosas van a estar bien para ellos, van a recibir algo a cambio y eso es importante en Nicaragua, principalmente a la luz del pasado, porque (los ciudadanos dicen) ‘no queremos estar como antes, no queremos estar como Venezuela, no queremos estar en esas colas para obtener algo'”, manifestó Cruz.
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El estudio explica que “las variables más claramente asociadas a la participación electoral se limitan a la edad y a la condición de empleado del gobierno. Entre más años tiene la persona existen más posibilidades de que asistan a votar. De la misma forma, estar empleado aumenta de forma significativa la probabilidad de votar, especialmente si es empleado del gobierno”.
También la investigación determinó que “a diferencia de las democracias establecidas, el nivel de escolaridad juega un papel mínimo en la participación electoral en Nicaragua. Los ciudadanos más informados tienden a abstenerse por protesta, mientras que los menos informados en la vida política parecen abstenerse por la apatía, delegando su responsabilidad de votar a los demás ciudadanos”.