Tres semanas atrás, Rafael Nadal ganaba en París su décimo Roland Garros y, a partir de este lunes, el español inicia el asalto a Wimbledon, un Grand Slam en el que el británico Andy Murray defiende la corona, y en el que está en juego el puesto de número uno.
Es la hora de la verdad en hierba, una superficie maldita para muchos jugadores, causa de caídas y lesiones, y en la que el saque, el resto y la volea, son factores determinantes.
Los torneos previos han finalizado y la cita del All England Club se abre este año más incierta que nunca llegando el defensor con poco bagaje, siendo por primera vez el primer cabeza de serie, y encima con problemas por sus molestias en la cadera, aunque asegura que se siente preparado.
Un adversario menos
Se ha retirado además Murray de sus dos partidos previos en la exhibición de Hurlingham y, mientras, el suizo Roger Federer se muestra al acecho para ganar este grande por octava vez, uniéndose en motivación el serbio Novak Djokovic, que ha recuperado, momentáneamente la moral, tras su triunfo en Eastbourne.
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Nadal acude después de caer ante el alemán Dustin Brown hace dos temporadas en la segunda ronda. En el 2016, no pudo hacerlo por problemas en las muñecas y, en este curso, ha pisado únicamente la hierba en Hurlingham en la que ha perdido un partido, contra el checo Tomas Berdych, y ganado otro, ante el alemán Tommy Haas.
Su decisión de no jugar Queens para recuperarse mejor del esfuerzo en París se pondrá ahora a prueba en Church Road, donde además de poder salir como número uno del mundo, con pasar una ronda más que Murray en la segunda semana, podría igualar con el sueco Bjorn Borg, como el único jugador capaz de hacer el doblete mágico París-Londres tres veces.
Borg lo consiguió en 1978-79-80, y Nadal lo ha hecho ya en dos ocasiones: 2008 y 2010. El australiano Rod Laver (1969) y Federer (2009) también lo lograron desde que comenzó la Era Open.
Nada bien
Murray llega con dudas. Cayó en Queens a las primeras de cambio, contra su compatriota Jordan Thompson, sexta derrota este año ante un jugador fuera de los top 20, lo que le deja con un balance de 21 victorias y nueve derrotas a estas alturas, muy diferente del abrumador 28-2 de 2016.
Sus defensas de títulos de Grand Slam al año siguiente tampoco le señalan positivamente, ya que en anteriores ocasiones cayó en cuartos cuando lo intentaba: contra Wawrinka en el Abierto de EE.UU. 2013 y ante Grigor Dimitrov en Wimbledon 2014.
Atención
No solo Rafael Nadal, aunque es el de Manacor el que cuenta con mayores posibilidades, puede arrebatar el número uno. Wawrinka y Djokovic también tienen opciones. No obstante si el de Dunblane alcanza la final contra quien sea, asegurará su puesto en la lista del 17 de julio.
Apartado de ese duelo navega Federer con calma. Su noveno título en Halle le convierte en uno de los grandes favoritos este año, en el que podría convertirse en el segundo jugador en la historia en ganar ocho veces en un Grand Slam (Nadal, con 10 Roland Garros, ganó el octavo en 2013)