Clodomiro El Ñajo
Un día, un tal Esteban Marenco llegó a la oficina de Carlos Mejía Godoy. Quería pedirle permiso para ser Clodomiro El Ñajo. Él era ñajo, pero la canción no había sido inspirada en él. Sin embargo, el cantautor asegura que mientras otros ñajos se enojaban, Esteban fue inteligente. Empezó a usar camisetas que decían “Yo soy Clodomiro El Ñajo”, hasta que un día, Carlos Mejía cantó la famosa canción en un programa con Esteban presente. Y así se convirtió en Clodomiro.
El almendro de donde la Tere
Carlos solía salir a jugar con sus primos al almendro de su tía María Teresa y un día de esos su prima, María Lourdes Paguaga, quería unas almendras. “Te voy a dar las almendras pero si me das un beso”, le propuso Carlos. Bajó las almendas, se las dio, pero en lugar de darle un beso su prima salió corriendo a ponerle quejas a su papá. “Venga para acá jovencito. ¿Con que usted anda molestando a mi hija?”, le dijo a Carlos.
Quincho barrilete
La inspiración llegó cuando Mejía visitó a unos niños huérfanos en el Open Tres (hoy Ciudad Sandino). Ahí estaban los tres hijos de Apolonio Martínez, quien estaba preso por colaborar con la guerrilla. Eran huérfanos de madre porque ella fue asesinada por la Guardia Nacional. Juan Agustín Martínez, el más pequeño de los niños, estaba tratando de hacer que su barrilete cogiera vuelo. Ahí nació la canción. Juan Agustín se hizo combatiente y se dedicaba hace unos años a vender condimentos en Matagalpa.
Juancito tiradora
Juancito tiradora no se llama Juan. Su nombre es Alan Esquivel y vivía en Nejapa cuando Carlos Mejía Godoy le prometió una canción. Caminaba descalzo, pantalón chingo y raído, sin camisa y con una tiradora al cuello. Ante las insistencias del niño, Carlos le preguntó, grabadora en mano, que a qué se dedicaba él. “Idiay, pues, yo me dedico a cazar garrobos, a matar lagartijas, a matar zanates”.
Las mujeres del Cuá
Las mujeres del Cuá eran un grupo de campesinas nicaragüenses que durante la insurrección de la lucha contra la dictadura somocista ayudaron a ocultar y proteger a unos guerrilleros del Frente Sandinista. Las mujeres fueron capturadas, torturadas y violadas por la Guardia Nacional porque se negaron a dar información sobre los guerrilleros. La historia salió en los periódicos y Carlos Mejía se inspiró para componer la canción.
La viejita de Mozambique
Esta canción fue inspirada en una historia que el sacerdote Victoriano Arizti contó a Mejía Godoy. El sacerdote se había encontrado a una viejita española que desde hace cuarenta años vivía en un país africano. La anciana reconoció el acento español de Arizti y le pidió que le llevara un puño de tierra de su país, España, para que la pusieran junto a su ataúd cuando muriera, porque ella ya no tenía esperanzas de volver.