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Ubicarse en la carretera y detener el tránsito, es lo que hacen a diario los maestros del colegio Enmanuel Mongalo en Diriamba para que sus alumnos no sean atropellados. LA PRENSA/MYNOR GARCÍA.

Maestros de escuelita de Diriamba también hacen de reguladores de tránsito

Detener los vehículos para que pasen sus alumnos, es el otro trabajo que realizan a diario los maestros del colegio Enmanuel Mongalo y Rubio, de Diriamba

Detener los vehículos que circulan en la vía para que pasen sus alumnos, es el otro trabajo que realizan a diario los maestros del colegio Enmanuel Mongalo y Rubio, en el municipio de Diriamba.  El centro se ubica en la colonia San Sebastián, a orillas de la carretera hacia La Boquita y no hay ninguna señalización que oriente a los conductores que bajen la velocidad.

Martha Díaz, profesora del centro, comentó que tampoco cuentan con vigilancia policial.

Contó que ella y otros educadores tomaron la iniciativa de cruzar a los niños, “pero no tenemos ningún tipo de seguridad, porque hay vehículos que se detienen y otros no”.

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“El llamado que yo hago a las autoridades es que haya un poco más de responsabilidad en cuanto a la señalización de este tramo de carretera, porque también tenemos el peligro de los camiones cañeros y solo ponen a un supervisor que no está identificado”, expuso la docente.

Alrededor de 400 alumnos son los que hay en la escuela pública Enmanuel Mongalo y en ella se imparte clase de primaria y secundaria, en los turnos matutino y vespertino. Cerca hay otra escuela privada donde se vive la misma situación.

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Fernando Baltodano, alcalde de la ciudad, comentó que es casi imposible asegurar un policía en el centro, porque son pocos, pero aseguró que coordinarán trabajos con la institución.

“Vamos a ver si podemos instalarles un policía acostado (reductor de velocidad), lo cual no resuelve, porque hay varios conductores que pasan a alta velocidad y se escapan de salir hasta de la vía, pero vamos a resolverles”, expresó Baltodano.

“A las horas de entrada y salida, los niños corren riesgo, porque no tenemos la manera para que los vehículos reduzcan la velocidad”, Martha Díaz, profesora.

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