Querida Nicaragua: para bien o para mal, esperamos que sea para bien, la situación de Venezuela no resiste más. La intransigencia de Maduro, la tozudez, la prepotencia y la irresponsabilidad llegan al colmo. Es inútil repetir las desgracias que están pasando en el país más rico de la América Latina pues el mundo entero conoce las desgracias que vive el pueblo venezolano.
Cambiando de escena como si estuviéramos narrando una de las novelas radiales que tantas veces narramos en la recordada Radio Mundial, vayamos a otro escenario. Se trata de la bella Colombia, que más temprano que tarde va a caer en las garras de los “muchachos” de las FARC que se han pasado años de años cometiendo tropeles y tropelías que van desde violaciones de adolescentes hasta asesinatos, secuestros, asaltos, cultivos de marihuana en centenares de hectáreas, grandes traficantes de cocaína y otras drogas y poseedores de grandes capitales, de influencias y poderes en gran parte del territorio colombiano. Han pasado largos años en estos negocios sucios y son incontables sus muertes y daños. De pronto se vuelven inocentes corderillos para hacer un arreglo de paz con el ingenuo presidente Juan Manuel Santos de Colombia, el gobierno colombiano accede y ambos nombran sendas comisiones para reunirse en La Habana, Cuba y trabajar ahí el documento para lograr la paz. Solo en Cuba podían reunirse porque en un país democrático y libre caen presos inmediatamente, de modo que Cuba es el único país de América donde pueden moverse los narcotraficantes como peces en el agua. Cuba no tiene ninguna autoridad moral para ser garante de un proceso de paz, pero eso no les interesa. La moralidad para ellos es un resabio burgués.
El arreglo ha sido aceptado por ambas partes, por las FARC y por el presidente Santos. Hacía falta un plebiscito para que el pueblo ratificara el acuerdo que dicho sea de paso le dio a Santos el Premio Nobel de la Paz. Se realizó el plebiscito y el resultado fue que el pueblo dijo No al arreglo de marras. Entonces el presidente Santos y el jefe de la comisión de las FARC decidieron revisar el mentado arreglo para terminar con la guerra de cincuenta años y le hicieron algunos pequeños cambios, al parecer no significativos.
Todos esperaban que ese nuevo documento se sometiera de nuevo a otro plebiscito, pero no fue así. Las partes decidieron que fuera la Asamblea Nacional la que aprobara o desaprobara el documento. Y la Asamblea lo aprobó. Hoy en día setenta delincuentes de las FARC se pasean libremente por Bogotá y otras ciudades, están formando su partido político y tienen una veintena de diputados en el Congreso por obra y gracia del arreglo. Para Fernando Londoño, exministro del gabinete del expresidente Álvaro Uribe, Colombia ha sido entregada por Santos a los guerrilleros de las FARC y le ha pedido al presidente que “por primera vez, haga algo bueno y útil, que renuncie y que le ahorre al país mucho dolor y que él se ahorre mucha vergüenza”.
Ahora volvamos al capítulo de Maduro en Venezuela. La crisis ahí no puede ser peor y se ha agravado con el empecinamiento de Maduro de continuar en el poder por tiempo indefinido, como en Cuba, donde eligen al mismo todo el tiempo. Maduro ha decidido hacer una constituyente y al parecer está empeñado en ello y declara que no hay poder humano que lo detenga, que la constituyente va a finales de este mes. El pueblo venezolano se ha levantado en una huelga general y ha dispuesto impedir la constituyente de Maduro, que existe una Asamblea Constituyente nombrada en elecciones y por inmensa mayoría del pueblo venezolano. Entra en juego Santos y hace un viaje a Cuba para pedirle a Raúl Castro que detenga la constituyente de Maduro. Raúl se enfurece pues Venezuela es la gallina de los huevos de oro. Maduro hoy y Santos mañana están en serios problemas.
El autor es empresario radial.