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El dios afeminado, mitología

El triunfo de Galatea

El mito de Galatea se refiere a un escultor y rey de Chipre llamado Pigmalión, quien talló en mármol una estatua de Afrodita

La cadena de televisión CNN en Español ha publicado un reportaje acerca de  una empresa de Silicon Valley, Estados Unidos, que a fines de este año sacará al mercado unas muñecas sexuales de tamaño humano promedio,  robots con aspecto de mujeres muy hermosas que gracias a las ilimitadas posibilidades que ofrece la tecnología moderna estarán dotadas de inteligencia artificial y quienes las adquieran podrán moldear su “personalidad”.

Muñecas del amor, prefiere llamarlas el portavoz de la empresa, quien asegura  que es posible que los humanos se  enamoren   de máquinas —en este caso de robots inteligentes— y que estas les correspondan sentimentalmente. Las muñecas inteligentes todavía no están a la venta, pero ya están siendo reservadas especialmente por hombres que han sufrido grandes desengaños amorosos y no quieren volver a pasar por la misma experiencia sentimental dolorosa. Por eso Real Doll, la empresa  fabricante,   prefiere llamarlas  “muñecas del amor”.

Asegura  el portavoz de dicha empresa que desde la época de la antigua Grecia se consideró   la posibilidad de que hubiese  relaciones  sentimentales entre personas y máquinas. Y en respaldo de  su aseveración  menciona el mito de Galatea.

El mito de Galatea se refiere a  un escultor y rey de Chipre llamado Pigmalión, quien  talló en mármol una  estatua de Afrodita, la bellísima diosa del amor.

Según algunos Pigmalión   sufrió  una gran decepción amorosa y otros dicen que por la propagación de   la prostitución femenina, Pigmalión él no quería casarse. Y en vez de relacionarse con mujeres en las que no confiaba,   esculpió la estatua de Afrodita para rendirle  en su casa un especial   culto amoroso.

La estatua  resultó   una obra maestra,   tan perfecta que parecía una mujer real dotada con los mejores atributos físicos femeninos. Fascinado, Pigmalión la   contemplaba    de día y de noche y  tanto la admiraba  que   terminó enamorándose de la estatua, como si de una mujer de carne y hueso se tratara. Por las noches Pigmalión la acostaba   en su lecho, la acariciaba amorosamente y  rogaba  a Afrodita que le diera vida,  para amarla como se ama  a una mujer.

Fueron tan  insistentes y conmovedores  los  ruegos de Pigmalión que  Afrodita  decidió  satisfacer su deseo. De repente la  estatua de mármol cobró vida,  se transformó en una esplendorosa criatura femenina de  carne y hueso, tan blanca como la nieve, por lo cual  Pigmalión la llamó Galatea, palabra que  significa blancura de leche en griego antiguo. Se casó Pigmalión con Galatea  y la amó  por el resto de su vida.

Pero hay otra Galatea mitológica. Se trata de  una las nereidas, o sea las  hijas de los dioses marinos Nereo y Doris, que vivían en las profundidades del mar y salían de vez en cuando a la superficie para ayudar a los marineros que  estaban en peligro. Las nereidas también iban a tierra  para asolearse y distraerse.

En una de sus salidas a la superficie del mar,  Galatea se acercó a la playa donde  vio a un apuesto  pastor llamado Acis, de quien se enamoró.   Pero al mismo tiempo Polifemo mira a Galatea y se enamora de ella.

Polifemo es el gigante barbudo hijo de Poseidón que tenía un solo ojo, al que   Homero menciona  en el Canto IX de La Odisea, cuando quiere devorar a    Odiseo (Ulises) y el héroe de la Guerra de Troya  le clava   una estaca en su  único ojo.

Galatea rechaza el requerimiento amoroso de Polifemo, quien, resentido y furioso,   se desquita con el pastor Acis  a quien mata con una enorme piedra.     Galatea toma el cuerpo de Acis y lo convierte  en el río del mismo nombre que corría en territorio de  la isla de  Sicilia. Después Galatea   regresa al fondo del mar de nunca más vuelve a salir.

El mitólogo británico  Robert Graves dice   en el primer tomo de su obra Los Mitos Griegos, que es de la misma Afrodita de quien se enamora Pigmalión. Pero la diosa del amor lo desprecia y entonces Pigmalión esculpe en mármol una imagen tan perfecta de ella  que  parece tener vida.

Pigmalión coloca en su cama la estatua de Afrodita y le  suplica todas las noches  que se compadezca de él. Entonces, dice Graves: “Introduciéndose en esa imagen, Afrodita le dio vida como Galatea, la que dio a Pigmalión dos hijos: Pafo y Metarme”.

Este mito fue inmortalizado por la cultura universal en grandes obras de arte, incluyendo una   pintura  de Rafael llamada  El triunfo de Galatea, que se muestra  en el Ermitage (La Ermita), el  museo ruso de fama mundial de la ciudad de San Petersburgo.

Columna del día Afrodita Golotea triunfo archivo

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