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ruben darío, Nicaragua

Descubra las crónicas ocultas que Rubén Darío publicó en Argentina

Rubén Darío dedica toda una crónica a la pintora simbolista Madeleine Lemaire (1845-1928), así el poeta reivindica el talento artístico de esta mujer que trascendió en un arte dominado por hombres. Esta es, una de las cuatro crónicas desconocidas que el poeta escribió para el diario La Nación de Buenos Aires, de Argentina.

Investigadores darianos, de Argentina y Alemania, descubren cuatro crónicas desconocidas de Rubén Darío, las que el poeta publicó hace unos 120 años en el diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina.

El argentino Rodrigo Javier Caresani y el alemán Günther Schmigalle descubrieron con sorpresa y alegría que estas maravillosas crónicas nunca habían sido recopiladas por los especialistas de temas darianos del mundo.

Estas, según Caresani, forman parte de los más de 700 escritos periodísticos que el Padre del Modernismo publicó durante 27 años —cuatro por mes—, en el diario argentino.

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Una de ellas es dedicada al filósofo Frederick Nietzsche, otra sobre variedades en que el poeta cuenta sobre la llegada del Pin pon a París. “Dice que el Pin pon se está metiendo a París como si fuera un virus, y curiosamente publica una caricatura del mosquito del Pin pon”, comenta Caresani.

Una tercera habla sobre los monos, donde el poeta interroga si los monos tienen lenguaje. Y la última es una reseña – con asombro lírico – de la ópera Tosca del italiano Giacomo Puccini que Darío fue a ver.

696 crónicas digitalizadas

Estas cuatro publicaciones desconocidas aparecen incluidas por los investigadores en una lista de 696 crónicas con notas adjuntas que enriquecen su interpretación; y fueron publicadas bajo el título Bibliografía de Rubén Darío en La Nación de Buenos Aires (1889-1916), Catálogo comentado y Crónicas desconocidas.

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Y para los que quieran leerlas completas en formato digital, la Universidad Nacional de Tres de Febrero, de Argentina, ha creado el portal: Archivo Rubén Darío Ordenado y Centralizado (AR.DOC).

“Ahora el lector podrá leer las crónicas completas que Darío publicó en el diario La Nación”, explicó Caresani, quien es el coordinador académico de este valioso material.

Todos estos escritos, agregó Caresani, están documentados con fotografías en alta resolución.

Siete escritos inéditos sobre arte argentino

Caresani, asimismo dijo que el mundo de los investigadores darianos desconocían los escritos que Darío realizó durante siete años sobre las exposiciones de arte en el Salón del Ateneo de Buenos Aires.

Estos textos fueron publicados en los meses de octubre y noviembre de 1895, en el periódico La Prensa, de Buenos Aires, Argentina.

Este hallazgo literario motivó a Caresani recopilarlos  e imprimirlos con el título Crónicas de arte argentino-paseo por el Salón del Ateneo de Buenos Aires en 1895.

Caresani comentó que Darío fue un periodista exclusivo de La Nación y que a nadie se le ocurrió indagar en La Prensa de Buenos Aires.

En este medio descubrió que Darío publicó siete crónicas exclusivas, este  encargo eran sobre los pintores argentinos, retratistas y paisajistas. “Nunca más volvió a publicar en este medio”, explicó el investigador.

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Caresani reconoció que la fuente de este sorprendente hallazgo cultural provino de Laura Malosetti Costa, su maestra e historiadora de arte en Argentina.

En estas crónicas Darío compara a los pintores franceses de su tiempo con los argentinos que expusieron en el Salón del Ateneo de Buenos Aires.

Uno de ellos es Eduardo Schiaffino, quien ilustró la portada de su libro Los Raros (1896), otro relevante fue  Augusto Ballerini, sus grabados fueron publicados en La Nación, en 1996.

Asimismo figuran entre los cerca de 50 pintores argentinos,  Eduardo Sívori, Marti Malharro, Reinaldo Giudici.

“Darío, en estas crónicas nos hace un recorrido por las salas del Ateneo, comenta muchos detalles de las piezas de los escultores y pintores, y expone sus críticas y curiosidades”, dice Caresani.

Publicaciones a la memoria del poeta

La  publicación  de estas dos obras, sobre las crónicas de Rubén Darío, es un aporte cultural de la Embajada de Argentina en Nicaragua, en ocasión de los 100 años de muerte de Darío y 150 aniversario de su nacimiento.

Una parte de los ejemplares serán donados a las principales bibliotecas de Managua, y otros podrán ser solicitados en la sede diplomática hasta que se terminen, explicó el embajador Marcelo Felipe Valle Fonrouge.

Para septiembre serán presentadas en la Facultad de Filosofía y Letra de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Rubén Darío digital

Los lectores de la lengua española en Hispanoamérica ahora podrán tener acceso al Archivo Rubén Darío Ordenado y Centralizado (AR.DOC) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Aquí podrán encontrar información sobre sus manuscritos, fotografías, correspondencia y prensa periódica.

La meta de este centro de información  es convertirse en un espacio que reúna todos los documentos darianos dispersos en los archivos de todo el mundo.

Este sitio exhibe más de 800 documentos digitales, entre ellos la colección completa de los 40 números de la Revista Mundial que dirigió Darío.

Y 46 números de la Revista Elegancias. Asimismo cuentan, explicó Javier Carisani, con el Archivo Rubén Darío.

Rubén Darío reivindica talento femenino

Darío le dedica toda una crónica a la pintora simbolista Madeleine Lemaire (1845-1928), así el poeta reivindica el talento artístico de esta mujer que trascendió en un arte dominado por hombres.

En uno de sus párrafos, de la penúltima crónica, Darío dice: “En pintura, se creería que la cúspide fuera para ellas las caras obras de Rosa Bonheur o las vulgares lindezas florales de Magdalena Lemaire. Pero existe una madame Jacquemin, y si Diana Cid García estudiase y se consagrase al arte, —no entra en lo imposible— quizá serían dos”.

Sobre esta crónica se incluye una nota crítica de los investigadores que explica datos de las pintoras: “A diferencia de las dos artistas previas —Rosa Bonheur (1822-1899) y Madeleine Lemaire (1845-1928), proclives a acatar los estereotipos previstos para las pintoras en la época—, Jeanne Jacquemin (1863-1938) fue considerada desde su primera exposición en 1892 “el arquetipo de la mujer y artista simbolista en el círculo de los Peintres de l’âme y espiritualistas Rose-Croix, a cuya sociedad no pudo ingresar por ser mujer, pese a los intentos de Péladan y de Jean Dampt. […] Significativamente, más tarde Diana Cid se casó con el escultor Jean Dampt” (Malosetti Costa 2001: 385).

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