El dictador venezolano, Nicolás Maduro, instaló ayer su espuria asamblea constituyente, encima de los cadáveres de más de cien venezolanos asesinados durante las protestas callejeras y a pesar de los llamados a suspenderla que hizo la comunidad internacional, a los que a última hora se sumó el Vaticano.
No es cierto que la constituyente de Maduro sea para resolver la profunda crisis que sufre Venezuela, como dice el relato oficialista y repiten en Nicaragua los defensores de la dictadura madurista. La constituyente, cuyos miembros fueron escogidos entre los sectores gremiales y políticos que sirven de soporte a la dictadura, es para enfrentar con más dureza al pueblo y la oposición venezolana, para abolir el Parlamento democrático elegido por el pueblo, decapitar la Fiscalía independiente, poner todas las instituciones al servicio del poder ejecutivo, radicalizar la revolución bolivariana y avanzar hacia un Estado totalitario de corte comunista, como el que existe en Cuba desde hace 58 años.
De hecho son los mandos del Estado y del Partido Comunista Cuba los que toman las decisiones oficiales principales en Venezuela. El régimen de Nicolás Maduro no solo es una narcodictadura sino también un instrumento neocolonial del poder comunista de Cuba.
El general Antonio Rivero, quien fuera alto mando del ejército venezolano hasta su encarcelamiento en 2013, reveló que de los más de 100 mil militares y civiles cubanos que ocupan Venezuela, unos 20 mil están preparados para combatir en defensa de la dictadura madurista en caso de que hubiera un levantamiento en las fuerzas armadas.
Desde el año 2000 Venezuela le proporciona a Cuba un promedio diario de 90 mil a 100 mil barriles de petróleo, que supuestamente se pagan con los servicios profesionales de las fuerzas cubanas de ocupación, militares y civiles. Cuba consume 140 mil barriles de petróleo por día y solo produce 50 mil. Los faltantes 90 mil los recibe de Venezuela y de esa manera cubre su déficit y todavía le sobran varios miles de barriles para exportarlos.
A pesar de la enorme crisis que sufre Venezuela, para Cuba comunista este país es la base fundamental de su sobrevivencia. De modo que no es así nomás que Raúl Castro va a permitir que haya un cambio democrático de gobierno en Venezuela, porque significaría el cese del indispensable respaldo gratuito del petróleo venezolano.
Si la dictadura venezolana no cae a pesar de la heroica lucha popular, es porque Venezuela es un narcoestado y sus cabecillas saben que no podrían escapar de la justicia nacional e internacional. Pero también porque Cuba está detrás de Maduro y lo azuza a resistir hasta la muerte.
Derrotar al régimen dictatorial de Venezuela y al mismo tiempo a la dominación de Cuba comunista, no es una tarea fácil ni sencilla. La dictadura a la que se enfrenta el pueblo venezolano no es una dictadura tradicional, como las de los generales Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, a las que derrotó en el pasado.
Pero tenemos la fe y la convicción en que la dictadura de Maduro y Castro será derrotada y que Venezuela volverá a ser un país libre, democrático y próspero.