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BBC News Mundo

Odent notó que sólo estar cerca del agua tenía un efecto positivo en las mujeres que estaban por dar a luz. ISTOCK

Michel Odent, el médico francés que revolucionó la forma de dar a luz e impulsó el parto acuático hace 40 años

A las mujeres les ofrecían la oportunidad de meterse en una piscina, pues habían notado que estar en el agua reducía no sólo el dolor durante el trabajo de parto y el alumbramiento, sino también la necesidad de cirugía.

En 1977, un hospital estatal cerca de París comenzó a cambiar la forma en que las mujeres daban a luz.

El médico francés Michel Odent creía que el parto se había vuelto demasiado científico y quería ensayar un enfoque más natural.

“Cuando llegué a Pithiviers en 1962, la manera en la que las mujeres daban a luz era igual que en otros sitios: acostadas y con las piernas elevadas apoyadas en estribos o perneras”, le contó Odent a la BBC.

“Gradualmente fuimos reconsiderando todo. Introdujimos el concepto de salas de parto más hogareñas: una habitación pequeña sin aparatos médicos visiblespara que las mujeres se sintieran cómodas”.

Silla para examen ginecológico
Estar con las piernas elevadas es incómodo hasta cuando sólo se trata de un examen ginecológico. ISTOCK

“En esa época, la visión de un hospital era como un lugar al que ibas cuando te enfermabas o cuando ibas a morir.

“Al cambiar el entorno atrajimos a más mujeres a nuestra unidad de maternidad. Las mujeres venían de muy lejos.

“Fue por eso que me especialicé en obstetricia (ríe)… ¡De atender 200 partos al año pasé a 1.000!“, exclamó.

A las mujeres les ofrecían la oportunidad de meterse en una piscina pues habían notado que estar en el agua reducía no sólo el dolor durante el trabajo de parto y el alumbramiento sino también la necesidad de cirugía.

Mujer y su pareja dando a luz en piscina.
Las parejas tienen un rol más activo en este tipo de partos naturales. ISTOCK

Hacían el trabajo de parto acompañadas y ayudadas por sus parejas y otras personas queridas, quienes tenían un rol más activo.

“Pintamos las paredes del cuarto de alumbramiento acuático de color azul, con delfines, y a muchas mujeres les entusiasmó la idea de meterse en la piscina.

El objetivo principal era romper un círculo vicioso. Reemplazar los medicamentos, pues todos tienen efectos secundarios”.

El agua parecía reducir la necesidad de tomar esos medicamentos y como resultado había menos complicaciones.

bebé en agua
Los bebés nacen en un ambiente similar a aquel en el cuál han pasado 9 meses. ISTOCK

En otras partes del mundo desarrollado, las mujeres seguían dando a luz acostadas y con las piernas elevadas, a menudo rodeadas de extraños. Muchas terminaban en la sala de operaciones.

“Recuerdo la visita de un obstetra británico…”.

Se trataba de Frank Loeffler, quien fue con un equipo de la BBC a hacer un documental a principios de la década de 1980, cuando el hospital de Pithiviers ya era conocido mundialmente por su promoción del parto natural.

Cuando le preguntaron a Loeffler qué pensaba de la piscina respondió que no creía que tuvieran espacio para algo así en su hospital y agregó:

“Para mí, las ideas del doctor Odent son una maravillosa mezcla de misticismo y ciencia“.

“Yo no creo que la palabra ‘misticismo’ sea apropiada”, reaccionó Odent. “Insinúa que traté de poner en un lenguaje científico estados emocionales”.

Mujer en trabajo de parto bocabajo en piscina.
La mejor posición para dar a luz, según Odent, es aquella en la que la mujer se sienta más cómoda. ISTOCK

Odent animaba a las mujeres a dar a luz en la posición que sintieran que les era más natural.

Ocasionalmente los bebés nacían bajo el agua. Tras estar en el vientre en un fluido cálido durante 9 meses, las nuevas vidas empezaban en las templadas aguas de la pequeña alberca.

Sin embargo, Odent aclara que esto fue pura casualidad pues ese no era el objetivo.

No obstante, señala, el solo hecho de estar cerca del agua, de escuchar su sonido cuando se está llenando la piscina, parecía tener un efecto inmediato en las mujeres parturientas.

Michel Odent
Odent en los años 80, cuando sus métodos ya eran mundialmente famosos. UNITED NEWS/POPPERFOTO

El doctor Michel Odent vive ahora en Londres y sigue fascinado por la relación entre las personas y el agua. Está a punto de publicar un nuevo libro llamado “El nacimiento del Homo, el chimpancé marino”.

Me agrada escuchar a las mujeres hablando positivamente del nacimiento de sus bebés.

“Tenemos que aprender de esas experiencias positivas; esa es la forma de seguir avanzando”.

Hoy en día, en Reino Unido, Estados Unidos y partes de Europa hay hospitales con piscinas de parto.

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