Querida Nicaragua: Durante mis años vividos, que son muchos, he escuchado la misma frase, la misma consigna, la misma forma en que los políticos de izquierda pretenden engañar a los pueblos bajo su bota insolente y cruel. Ellos justifican sus desmanes amparándose en lo que llaman “imperialismo” y autodeterminación de los pueblos, pero los pueblos bajo los regímenes comunistas son los únicos que no autodeterminan nada pues no tienen ni voz ni voto, ni medios de comunicación para difundir sus ideas. Los gobiernos dictatoriales, tiranos, repelen la libertad y callan frente al verdadero imperialismo, el que trae consigo la esclavitud, los cerrojos, los bozales para sus pueblos. No hay discurso de la izquierda que no mencione como una letanía la infaltable “autodeterminación de los pueblos”.
La autodeterminación de esos pueblos es vivir callados, es no conocer las noticias que normalmente se producen en toda sociedad. Esto lo podemos comprobar todos los días en la transmisión del canal televisivo CNN en español. Hay un corresponsal en La Habana que diariamente aparece identificándose como tal en el canal. Nada más que solo se identifica y dice que es el corresponsal para informar desde La Habana a los países latinoamericanos. Pero nunca transmite ninguna información, tal parece que en La Habana no ocurriera nada, ahí nunca pasa nada, el corresponsal no ve a las damas de blanco protestando por la cárcel de sus maridos, ahí no hay presos políticos, ni policías que se lleven preso a nadie, ni hay riñas entre la gente. La Habana es el más perfecto ejemplo del reino del silencio, del bozal institucionalizado. Ahí solo hay un canal de televisión y solo hablan de política Raúl Castro o quien él designe, nadie más, todo lo demás es programación para dormirse.
Maduro también habla de la autodeterminación de los pueblos. Pero cuando ese pueblo venezolano se determina votando en elecciones libres como lo hizo en la elección de la verdadera Asamblea Nacional, Maduro empezó a quitarle poderes a través de la Corte de Justicia manejada por él, y al poco tiempo las turbas entraron al local y agredieron a varios diputados que se defendieron de los garrotazos. Esa es la autodeterminación de los pueblos de que habla Maduro, autodeterminación para armar turbas motorizadas y atacar a los manifestantes, autodeterminación para regalarle el petróleo venezolano a una serie de países a cambio de votos en la OEA, sin importar que el pueblo venezolano padezca hambre por la falta de alimentos y mueran los niños en los hospitales porque no hay medicinas y no se puedan combatir enfermedades en general por la ruina en que están los hospitales.
Hay otro señor, el expresidente Rafael Correa, que proclama el antimperialismo. Ahora está gritando desde Bélgica donde se ha ido a pasar la “dolce vita”. Grita porque su camarada Lenín Moreno está descubriendo el desastre que Rafael Correa dejó en el gobierno anterior endeudando a su país, Ecuador, con más de 40 mil millones de dólares. Además el nuevo presidente abrió los medios de comunicación que Correa había clausurado y declaró que en el país había libertad completa para todos los ciudadanos.
La autodeterminación de Rafael Correa era para acabar con la libertad, cerrar medios de comunicación e imponer multas millonarias a los periódicos.
Se me ocurrió hablar de autodeterminación de los pueblos porque un amigo que se ha quedado jugueteando entre la izquierda y la derecha me habló del injerencismo norteamericano en nuestra Nicaragua, y que desde el siglo pasado ha sido la causa de todos nuestros problemas.
Yo pienso que ha habido abusos norteamericanos, pero han sido por culpa nuestra, nosotros los hemos traído. Y no todo ha sido abusos, también hemos tenido progresos y sobre todo han fortalecido nuestra manera de vivir, la manera de ser libres, de pensar, hablar y comunicar nuestras opiniones.
Eso sí es autodeterminación de cada ciudadano, autodeterminación de los pueblos.
El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011