“Mi historia culminó un 31 de diciembre de 1980”, recuerda Ernesto Cruz, quien durante 12 años fuera el rector del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, experiencia que ahora ve compilada en su libro Incae, los años formativos.
Pasada la euforia del triunfo de la revolución se inició un proceso de confiscación de bienes, de nacionalización de la banca, creación de empresas “propiedad del pueblo”, y de reformas políticas-económicas que los sandinistas bautizaron como “economía mixta”. Esta tensa situación obligó al Incae a crear un nuevo campus, pero en Costa Rica.
El cargo que dejó Cruz fue asumido un 1 de enero de 1981 por Harry Strachan, quien sería el tercer rector, porque el primero fue Clark Wilson, un profesor de Harvard (Boston, Estados Unidos), que asumió el puesto en 1967.
Los profesores, alumnos y trabajadores del Incae —recuerda Cruz— vivieron grandes acontecimientos, como las graduaciones de alto rigor académico, las crisis financieras que enfrentó, pero también tragedias como fue el asesinato de un directivo del Incae en El Salvador, o momentos de peligro en la insurrección nicaragüense de 1979.
Cruz recuerda que al inicio de su carrera en el Incae experimentó dos grandes momentos: el primero fue un 1 de julio de 1968 cuando presentó su tesis de doctorado en Economía Política y Gobierno en la Universidad de Harvard, este mismo día también recibió el nombramiento como rector de esta escuela superior de negocios.
Para entonces ya se había abierto el primer Programa de Maestría en Administración de Empresas, con alumnos de seis países que se hospedaron en el Hotel Lido Palace. Las clases las impartió en el Banco Central de Nicaragua.
Todos los profesores contaban con su doctorado en Economía, Política, Ciencias Sociales, entre otras disciplinas y provenían de Harvard y de Centroamérica. Esto permitió que las equivalencias académicas tuvieran el mismo rango de la Escuela de Negocios de Harvard, de Boston, Estados Unidos.
Al año siguiente —un 21 de junio de 1969— se inauguró el campus del Incae, en Montefresco, y posteriormente la primera ceremonia de graduación con 29 alumnos.
“Era la primera vez que algo así se hacía en Nicaragua. Todos los graduados llevaron sus vestimentas de acuerdo a las normas académicas norteamericanas”, recuerda Cruz. La última graduación que dirigió Cruz en 1980 fue de cerca de ochenta estudiantes.
El Incae ahora cuenta con dos campus y mantiene varias maestrías. Fue fundado en 1964 como Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, ahora se anuncia como Incae Business School. Su actual rector es Enrique Bolaños Abaunza.
Sorpresas financieras
Pero no todo ha sido fiesta de promociones de alto nivel. Esta institución educativa ha tenido momentos de sorpresas, tragedias y ha estado cerca de peligros bélicos.
De su inicio como rector, Cruz recuerda que se encontró con sorpresas que le llenaron de gran preocupación.
“A mí me tocó, como dicen, meter el hombro mientras se construía un andamio”, compara Cruz. El fondo patrimonial debería de andar en un millón de dólares, no obstante andaba en los dos tercios, soportado en papel, solo por los compromisos de los donantes.
Este centro educativo también ha vivido sus momentos de tragedias las cuales se narran en el libro.
Incaísta asesinado en El Salvador
Al respecto Cruz dice que uno de los directores del Incae en El Salvador fue Ernesto Regalado Dueña (1935-1971), “este lamentablemente fue secuestrado por un grupo guerrillero que demandó un millón de dólares, no obstante fue asesinado”, comenta Cruz.
“Le dieron un balazo en la nuca después de haberlo torturado. Este fue el primer caso de secuestro y asesinato. Para nosotros su muerte fue una tragedia. Y después fue seguido por otros: el de Roberto Poma y Mauricio Borgonovo”, narra Cruz en sus memorias.
“El propio presidente del Incae, Francisco de Sola, fue secuestrado pero lo devolvieron vivo porque estaban más interesados en la recompensa”, agrega Cruz quien ve al Incae como una institución educativa que nunca se metió en asuntos políticos.
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Nicho Marenco, exalumno del Incae, entre los guerrilleros
Ernesto Cruz recuerda que durante la guerra insurreccional en Managua en 1979, el Incae enfrentó momentos difíciles por lo irregular de las clases y por maestros que se marcharon. Así por los conflictos armados entre 1978 y 1979 que vivió Managua.
“Nosotros manteníamos los oídos pegados al suelo para tratar de detectar lo que podía pasar. El campus del Incae es una zona muy tranquila y nunca fue alterada su paz, yo me pasé ahí toda la guerra insurreccional y nunca fuimos objeto de ataques, del lado de la guardia o de los insurrectos”, revela Cruz.
Cuando los guerrilleros y combatientes desalojaron los barrios occidentales de Managua, pasaron cerca del Incae, por una cañada aledaña y se encaminaron hacia la hacienda El Vapor, en El Crucero, en 1979.
Cruz recuerda que lo más cerca que estuvieron del peligro sucedió un septiembre de 1978, a dos kilómetros del Incae, cuando escucharon un tableteo de fuego. En esos días Dionisio “Nicho” Marenco —exalumno del Incae— se había alzado en armas con otro grupo y se tomaron la Primera Sección de Policía que había por la Guadalupana.
Refugiados en el Incae
En los violentos días insurreccionales de 1979, el Incae fue un centro de refugio para los profesores, empleados y familiares.
Ernesto Cruz, rememora que él su esposa también se refugiaron en este sitio que mantuvo las banderas de varios países desplegadas en señal que eran una tierra internacional y un sitio de paz.
“Nosotros teníamos un busito y cuando llegaba la gente les dábamos alimentos, los socorríamos y luego los íbamos a dejar a un centro de refugio que manejaban los frailes franciscanos en Monte Tabor”, revela Cruz.
Este libro de memorias, Incae Los años formativos está disponible en librería Hispamer.
Cruz también reveló que tiene en preparación un segundo libro de relatos cortos que ha titulado Cuentos verídicos el que publicará el año entrante.