La noche del miércoles, mientras Wilton López lanzaba fuego hacia el home, los fanáticos apreciaban el rosario de ceros que colgaba contra el Bóer, en ruta a una primera victoria leonesa con pizarra de 7-1.
De lo que probablemente no se percataron, es que estaban en presencia del mejor lanzador que ha producido León en su historia. Uno que aún impacta a nivel local, pero que destacó en las Ligas Mayores.
Es claro que la historia del beisbol leonés inicia siempre a partir del zurdo Francisco Dávila, brillante carabinero que abrió la brecha de muchas maneras para las futuras generaciones.
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Luego de brillar en el Sinclair y el Roberto DeBayle, Dávila fue “as” de la Selección a finales de los años treinta e inicios de los cuarenta, antes de saltar a la pelota rentada en 1945 y ser el primer nica firmado.
No obstante, Dávila coleccionó 30-30 y 4.20 en su recorrido como lanzador profesional. El punto más alto fue Triple A en 1945, cuando con el Syracuse (Rojos), registró 10-6 y 4.44 en 140 entradas.
El impacto de “El Ñato”
Nadie olvida el impacto provocado por René “El Ñato” Paredes, feroz lanzador que se rehusó a ser big leaguer. Tuvo 22-13 y 2.29 en la Profesional de Nicaragua y sumó 25-19 y 3.56 en las Menores.
El punto culminante aquí lo vivió en 1965, cuando ganó la Triple Corona con 13-5, efectividad de 1.92 y 132 ponches en 163.2 innings de trabajo. Antes, en 1962, había sido el novato del año con 5-5 y 1.61. Además, brilló en México, Venezuela y Panamá, antes de retirarse.
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Incluso, Antonio Chévez es un nombre que provoca impacto al oído. Sumó 44-20 y 1.49 en nuestro país, antes de firmar con los Orioles y llegar a las Grandes Ligas en 1977. Su estadía fue discreta (8 innings y 12.38 en efectividad) pero llegó. También brilló en Puerto Rico y las Ligas Menores. Tuvo 30-9 en 1975 y 1976.
Wilton, además de llegar, brilló tres años con los Astros, antes de verse afectado por el intenso trabajo y luego por la altura de Colorado, a donde fue a parar. Pero sus cifras lo situaron entre los mejores relevistas en su especialidad.
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López acumuló 16-17 y 3.54 en su carrera de 292 partidos en Ligas Mayores. Lanzó 305.1 episodios con 221 ponches y salvó 11 partidos. Hasta ahora, no se ha visto otro leonés que haya hecho eso allá arriba en las Grandes Ligas.
Su mejor año fue 2012, cuando tuvo 6-3 y 2.17 en 61.1 episodios. En 2011 había cerrado con 2-6 y 2.79 en 71 innings y en el 2010, con 5-2 y 2.96 más el récord impresionante de permitir que solo uno de 33 corredores heredados le anotaran.
Un ranking
Wilton López (50-26 a nivel local) encabeza el ranking de mejores lanzadores leoneses. ¿Y después?
Antonio Chévez podría ser el segundo, con René Paredes tercero y Francisco Dávila de cuarto.
Luego habría que pensar en Epifanio Pérez, Julio Moya y Julio Juárez, entre otros verdaderos “ases” que León ha aportado al país.
Epifanio registró 131-71 y 2.43 a nivel local, con 143 juegos completos, 39 lechadas y dos campañas de 20 triunfos, incluyenda la de 23-4 y 1.78 en 1990, que es el récord nacional en triunfos.
Moya, afectado por un castigo y por lesiones, tuvo 64-27 y 2.08, con 65 juegos completos, 25 blanqueadas, una campaña de 20 triunfos (21-3 y 1.85 en 1983) y la del 0.14 en efectividad en 1984, cuando cerró con 12-2.
Julio Juárez tuvo su mejor época con el Flor de Caña a inicios de los setenta y también su carrera se interrumpió por varias razones, hasta un encarcelamiento. Tuvo 62-37 y 1.98, con el asterisco de haber vencido a Cuba.