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Enrique Cortés

Ortega se pone la soga al cuello

La reacción del designado presidente del Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega, luego de aprobada la iniciativa legislativa Nicaraguan Investment Conditionality Act, nos revela sus ansias de querer llamar la atención a toda costa y darse baños de ego porque es esa es la actitud que hemos visto los nicaragüenses, antes de esta última reacción ha sido la acérrima defensa a favor del régimen chavista.

Luego de aprobada la Nica Act en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja, Ortega a través de su esposa, vocera gubernamental, y vicepresidenta designada anunció que han decidido reclamar la indemnización millonaria a Estados Unidos (EE.UU.), en respuesta a la Nica Act, a la que el Estado de Nicaragua renunció en 1991, como muestra de buena voluntad y la restauración de los lazos de amistad con EE.UU.

¿Por qué ahora y no lo hizo antes en enero del 2007, cuando asumió el cargo presidencial nuevamente si tanto es el interés de invertir en “desarrollo y la paz”? La reacción de Ortega es una manipulación y un chantaje barato más porque le tiemblan las canillas por las medidas que contiene el proyecto que impediría el acceso a fondos en la banca internacional y la creación de la lista de los funcionarios corruptos, la lista que les causa pánico y gastritis.

La reacción de histeria de Ortega tiene como objetivo desviar la atención de los verdaderos problemas que tiene el país desde que Ortega llegó al poder, la falta de institucionalidad, el control total de los poderes del Estado, la violación constante a la Carta Magna y a las leyes del país, las violaciones a los derechos humanos, la impunidad de crímenes cometidos en esta nueva etapa del régimen, y la rampante corrupción.

El mensaje de Ortega con su reacción es claro. No está dispuesto a considerar la realización de elecciones libres y transparentes en Nicaragua, quiere consolidar su dictadura-dinastía.

La Nica Act, tiene solución porque llegaría a su fin si Ortega cumple con lo que exige la Ley. Debe devolver los derechos que nos ha usurpado a los nicaragüenses. Restauración de las libertades públicas a través de elecciones libres y limpias, el respeto a los derechos humanos y combatir la corrupción, no es nada difícil, si Ortega tuviera intenciones democráticas y no de perpetuar una dictadura dinástica. Si cumple con estas reglas para el bienestar de los nicaragüenses, EE. UU. apoyaría con su voto la aprobación de préstamos para el gobierno de Nicaragua ante los organismos financieros internacionales, parte de esos fondos provienen de los contribuyentes estadounidenses y que muy atinadamente cuidan para evitar respaldo a una dictadura. La solución está en manos de Ortega.

Apoyar a una tiranía como la de Nicolás Maduro en Venezuela, que carga con el asesinato de más de cien jóvenes, no es beneficiosa, y el único afectado con las reacciones de Daniel Ortega, es el pueblo de Nicaragua.

Las consecuencias a la reacción de Ortega podrían ser devastadoras, estoy seguro que con la abierta defensa al régimen de Maduro, quien recibe sanciones de EE.UU., y ahora su desatinada reacción de reclamo a una indemnización ya renunciada, ha llamado más la atención de los senadores y probablemente del presidente Donald Trump. Si antes pensaba que sería un poco más difícil la aprobación de la Nica Act en el Senado, hoy creo que no lo será.

Ortega se ha convertido de nuevo en una pesadilla para Nicaragua y la manera de salir es despertando. En el remoto caso que Maduro demore unos meses más en caer, es irrelevante,  ya que desde hace un buen tiempo Venezuela ha dejado de ser la gallina ponedora de Ortega. La crisis económica para Nicaragua se intensificará y espero sea la alarma que despierte a pueblo.

El autor es nicaragüense residente en EE.UU.

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