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Evangelizando, templos
Gonzalo Cardenal M.

La pornografía en el internet III

Como les hablamos en mis reflexiones anteriores, el consumo de la pornografía online se está convirtiendo en un problema de alcance mundial. Más de 146 millones de páginas pornográficas son vistas al día. Eso representa más del 25 por ciento de todo el tráfico en internet en la actualidad.

Los ingresos de la pornografía online a nivel mundial se calculan en más de 100,000 millones de dólares al año, muy por encima de los beneficios que declaran en su conjunto grandes empresas como Google, Microsoft, eBay, Appel o Netflix.

Existen más de cuatro millones de páginas de temática pornográfica y su consumo no para de crecer.

La comunidad médica ya califica su adicción como una nueva droga tan peligrosa como el “crack”. Domina la mente, el cuerpo y la voluntad, además de generar una liberación abundante de dopamina en el cerebro, algo que también sucede cuando se consume cocaína o heroína.

En Estados Unidos se calcula que hay seis millones de búsquedas diarias de pornografía y hay un cálculo de cuarenta millones de adultos que visitan sitios web pornográficos de manera regular.

Alexander Rhodes, un joven de 26 años de Pensilvania (EE. UU.), sabe lo que es ser adicto a esa nueva droga. Durante años dedicaba varias horas al día a consumir pornografía por internet y a masturbarse hasta 14 veces en una jornada. Sus relaciones con otras muchachas de su edad no funcionaban y su autoestima estaba por el suelo.

Desde 2013 ha logrado liberarse de esa esclavitud y ha creado un portal llamado Nofap dirigido a ayudar a otras personas que quieren romper con las cadenas de esta adicción, y ya más de un millón leen cada mes Nofap en busca de consejos y herramientas.

El periodista Sridhar Pappu ha escrito un reportaje titulado El porno casi arruina mi vida, y ahora quiere ayudar a otros a evitarlo, publicando reportajes en el The New York Times en su edición en español.

La adicción a la pornografía que sufría Rhodes no le ayudó en la relación con su primera novia. La conoció durante su segundo año en la universidad y fue su primera oportunidad real de sostener una relación íntima con una persona, pero lo arruinó todo. “Tuve disfunción eréctil inducida por la pornografía —dijo— y me autodiagnostiqué, porque los médicos no diagnostican ese trastorno, pero la verdad es que yo solo era capaz de mantener una erección si pensaba en pornografía”.

Cuando salió de la universidad siguió construyendo la página mientras trabajaba como contratista para Google; se especializaba en el análisis de información. Dijo que su sueldo era bueno y pudo invertir una buena cantidad en su sitio web (llamado NoFap.com, ya que fap es un término coloquial para decir “masturbación” en inglés). “Creo que dependía de la pornografía porque me servía como una suerte de muleta emocional”, dijo. “Si algo malo pasaba, recurría a la pornografía porque siempre estaba ahí”.

“Sabía que no era bueno para mí”, afirmó. “Pero también me di cuenta que afectaba a las mujeres con las que me involucraba; ese fue el momento en el que dije: Necesito dejar esto”.

El sitio web Nofap sirve de refugio digital para los hombres que buscan escapar de la pornografía. Tiene publicidad de algunos tipos de software que bloquean los sitios pornográficos y de programas en línea que promueven la idea de alejarse de la pornografía y la masturbación. También tiene foros de discusión e incluye testimonios de hombres que comparten sus historias de éxitos y fracasos.

El autor es miembro del Consejo de Coordinadores de la ciudad de Dios.
[email protected]

Opinión Internet pornografía archivo
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