Treinta y nueve años después de aquel hito en la historia de Nicaragua, Leonel “Comanche” Poveda no se atreve a criticar la conversión de algunos de los protagonistas de la toma del Palacio Nacional, el 22 de agosto de 1978, uno de los golpes emblemáticos del Frente Sandinista a la dictadura de Somoza.
Según sus palabras, “cada quien debe de actuar de acuerdo a su conciencia”, no obstante, tiene claro que “quien se lucra de una revolución, pierde el título de revolucionario”.
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La toma del Palacio fue conocida como “Operación chanchera”. Ejecutada por el comando guerrillero “Rigoberto López Pérez”, conformado por 30 miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quienes se disfrazaron de oficiales de la tropa élite de la Guardia somocista para ingresar al Parlamento y mantuvieron durante dos días secuestrados a los legisladores y al personal de ese poder del Estado.
Para cumplir su misión, usaron camionetas que pintaron de verde olivo, vestían trajes parecidos a los uniformes de la tropa élite y con eso lograron engañar a los oficiales que resguardaban el Palacio Nacional.
Lo que andamos buscando es que la historia verdadera no se pierda. En Nicaragua se está perdiendo mucha historia porque no se transmite”.
Leonel Poveda, miembro del comando guerrillero que se tomó la Asamblea Nacional en 1978.
Poveda, miembro del comando, recuerda que fueron tan eficaces que cuando iban bajando del parque Las Piedrecitas (ubicado al oeste de Managua) se les acercaron dos jeeps de la Brigada Especiales contra Actos de Terrorismo (Becat), los cuales los escoltaron por delante y por detrás, hasta Montoya.
Aquella mística
Poveda tenía 35 años y lo que más tiene presente de ese momento es la “mística” que los empujó a golpear a la dictadura.
Poveda escoltó la camioneta donde viajaban Edén Pastora y Dora María Téllez, compañeros suyos del comando. Tenía que viajar delante de ellos hasta el Palacio. Conducía un Mercedes Benz en compañía de Óscar Pérez Cassar y Raúl Venerio.
“No había retroceso. Quizá nosotros no llegábamos, pero la camioneta tenía que llegar a su objetivo”, recuerda. Desde aquellos años, muchas cosas han cambiado. Los críticos dicen que algunos de los protagonistas imponen ahora una nueva dictadura. Poveda no ha podido juntarlos a beber un café. “Cada quien anda por su lado”, explica.
Operativo en secreto
Leonel Poveda explicó que lo más importante de este tipo de misiones era mantener en secreto toda la información relacionada con los planes.
“Se manejó muy bien. Las órdenes se daban y terminaban cuando tenían que terminar”, expresó Poveda.
Es por eso que Poveda no podría confirmar si es cierto que a Edén Pastora se le ocurrió la idea del asalto al Palacio, pero dice que si así lo afirma, debe ser cierto.
En 2015, Edén Pastora, “Comandante Cero”, sorprendió a la opinión pública, asegurando que el asalto al Palacio fue idea suya y que Daniel Ortega —su jefe actual en el Ejecutivo— autorizó la ejecución de la misión. Esta declaración de Pastora fue calificada como una manipulación de la historia para destacar la figura de Ortega.
Desde un inicio, el comando persiguió la liberación de 50 presos políticos. El mediador en las negociaciones con la dictadura fue el cardenal Miguel Obando.