Tuve el honor, en mi calidad de canciller del Gobierno legítimo de José Napoleón Duarte, de participar en todas las negociaciones de paz en la Centroamérica convulsionada de los años ochenta, desde Contadora hasta los Acuerdos de Chapultepec que trajeron la paz definitiva a El Salvador, pasando lógicamente por los de Esquipulas. Esquipulas II es un acuerdo excepcional logrado en parte por la firme voluntad de los cinco presidentes de Centroamérica, electos legítimamente, demostrando una inmensa voluntad nacional y regional que recogiendo apretadamente en once artículos principios universales fundamentales contenidos en instrumentos internacionales logró milagrosamente sentar las bases para la paz, la democracia y el desarrollo humano.
Este extraordinario acuerdo que innegablemente tuvo sus logros inmediatos y concretos, no pasó a la historia impunemente como ha sucedido con otros tantos acuerdos y resoluciones de la misma naturaleza. Todo lo contrario: la paz y la democracia que inicialmente revivió en Centroamérica, despertó nuevamente la idea de la unión de nuestros pueblos, por la que lucharon nuestros próceres, a través del proceso de Integración. Es así como los presidentes, incluyendo a Oscar Arias, se dan a la tarea de construir nuevamente, ahora en serio no como en el caso de la Odeca, una instancia integradora compuesta por Tratados Internacionales de orden regional que crean instituciones supranacionales encargadas de llevar adelante dicho proceso. Lo curioso es que todos estos instrumentos que crean la Integración están inspirados en el proceso de Esquipulas y pudiera decirse que todos los principios, los 11, que constituyen ese instrumento pasan a ser los paradigmas de la nueva Integración. Esta nueva Integración estatuye claramente que Esquipulas II se aplicará en todo aquello que no se oponga al Protocolo de Tegucigalpa y todos sus Instrumentos Complementarios y Actos Derivados, también dice dicho Protocolo que todas las declaraciones de presidentes, órgano máximo de la Integración, serán de obligatorio cumplimiento dentro del proceso mismo integrador.
De tal manera que Esquipulas vive y se impone a través de la vigencia actual del proceso de Integración. Ahí están la democracia representativa y pluralista, las elecciones libres y periódicas, el irrestricto respeto a los Derechos Humanos, el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza extrema, la solidaridad entre los países miembros, la actuación conjunta y armónica en las áreas sociales de la comunidad. No falta ningún elemento del Acuerdo de Esquipulas II, mas ahora en la Integración no son meros acuerdos: son la normativa de tratados internacionales de ineludible cumplimiento para los Estados Miembros. No hay excusa que valga para incumplirlos. Nuestra Integración, basada en Esquipulas no solo es una Integración económica, les invito a que lean el Protocolo de Tegucigalpa, Tratado máximo de la Integración, la Alianza para el Desarrollo Sostenible, el Tratado Marco de Seguridad Democrática y el Tratado de Integración Social.
Esquipulas vive en la Integración, la Integración es un instrumento político de desarrollo, la Integración es vinculante no es un simple acuerdo: falta clarísimamente la voluntad política entre los presidentes, responsables directos de la Integración, de darle cumplimiento a los postulados y obligaciones establecidas en los tratados regionales. La democracia es muy bonita y muy sentida tal y como la describe en su hermoso artículo, Óscar Arias (de fecha 18 de agosto de 2017), el Estado de Derecho, indudablemente es, la justicia social igualmente, pero también la integración es un compromiso de todos los Estados. Siendo este hermano país, Costa Rica, miembro fundador y el que ha abanderado siempre la lucha por los valores políticos y sociales en la región debería ser el primero en concurrir, participar, impulsar y defender el proceso de Integración. Ahí está, estimado don Oscar el quid de la cuestión, ahí vive Esquipulas II. Que no sea letra muerta. ¡Cumplámosle!
El autor es Excanciller de El Salvador, Exdiputado del Parlamento Centroamericano y Expresidente de la Corte Centroamericana de Justicia.