Josué López recién terminó su carrera de Ingeniería en Sistemas. Ha buscado trabajo por más de un año pero hasta ahora no le han hecho una propuesta formal. Él no tiene experiencia. Según el economista y sociólogo Óscar René Vargas, el problema con las personas recién egresadas de las universidades es que las empresas temen contratarlas porque no confían en su formación educativa.
“(Las empresas) piden la experiencia porque saben que no hay una buena formación profesional. Entonces no quieren agarrar a nadie recién graduado ni de bachiller ni de licenciado. Hay una desconfianza en el sistema educativo”, sentencia el experto.
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Cada año, según afirma Vargas, se incorporan a la población económicamente activa entre 100 mil y 150 mil jóvenes, dependiendo el año, y de ellos solamente entre 40 mil y 50 mil encuentran trabajo. Para mayor mal, muchos de esos empleos son de poca calidad y con un mal salario
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Por su parte, el gerente del Centro de Recursos de Empleo, Nelson Cortez, afirma que otra debilidad en los jóvenes, además de la falta de experiencia, es la poca actitud a la hora de solicitar un empleo y esto influye para que no los contraten. Sin embargo, afirma que otro factor es que hay más demanda de empleos que ofertas.
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“Hay una realidad macro, el país no produce la suficiente cantidad de empleos tal como la cantidad de jóvenes que salen de las universidad. Esa es una debilidad muy grande porque hay una competencia muy fuerte”, concluye.