Después de cuatro juegos en la Serie Final, los Leones no han lucido tan feroces como se supuso, ni el Rivas tan frágil como se temió. Cada cual, a su estilo, ha tratado de mostrar su mejor versión, mientras se colocan a la mitad del camino que lleva a la cima.
Hasta ahora, se han repartido los triunfos, que han estado revestidos de drama y mucha incertidumbre. Se percibe el sufrimiento de los Leones por no ganar con la solvencia que desean y el gozo de los rivenses por empujar los partidos hacia el borde de la angustia, que parece ser su hábitat.
La superioridad de los Leones no se ha notado, con excepción del quinto inning del primer juego, cuando agredieron a Carlos Estrella para construir una ventaja de 6-0, que lució enorme por la firmeza con que la manejó un soberbio Fidencio Flores, en ruta hacia la victoria.
Después de eso, han estado parejos. El Rivas ha peleado cada out, como es su costumbre y pese a su inexperiencia y juventud, ha ofrecido espectáculo y si León no se pone vivo en el tercer juego, los felinos estarían en una situación superincómoda. Los sureños tienen hambre.
Pero León tiene talento. Su dificultad ha sido mostrarlo. Quizá ahora que se avecinan tres duelos decisivos y dispone de tres carabineros solventes como Wilton López, Fidencio y Joaquín Acuña, tienen la oportunidad de exhibirlo, pero Rivas también tiene sus pistoleros.
¿Quién ha sido mejor hasta ahora? Están parejos. León tiene un personal más construido, pero en términos objetivos, no ha hecho más que el Rivas, equipo al que no le incomoda no ser el favorito, sino que usa ese factor adverso para impulsarse hacia un mejor nivel.
Esta noche, cuando la acción regrese al terreno, vamos a ver quién es más firme. Por ahora, la batalla está igualada. No se ha notado la supuesta superioridad de los Leones.
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