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Pedro David González Pérez

El país más seguro de Centroamérica

Los medios de comunicación se ocupan de los crímenes más horrendos del país, como el caso de Karla Estrada Rostrán, 32 años, asesinada el pasado 10 de agosto por su pareja el exmilitar Francisco Ariel Mercado. A su cuerpo se le dio cristiana sepultura, pero sin cabeza, que  apareció solo después de una intensa y angustiosa búsqueda de varios días.

Otro espantoso crimen muy parecido sucedió hace casi 13 años: una mujer fue asesinada por su pareja quien la decapitó y la cabeza nunca apareció. Un crimen todavía no esclarecido.

En materia de seguridad somos el país más seguro de Centroamérica, pero, ¿hasta cuándo? Se sabe de la presencia de los Mara Salvatrucha, de El Salvador, bandas despiadadas que ya han operado en Chinandega y Estelí. Reportes periodísticos indican que andan como parias en algunos barrios de la capital, o sea que ya piensan en Nicaragua como país de destino pero no hay que desestimar los esfuerzos que hace la Policía para resguardar nuestra seguridad.

De acuerdo con un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Nicaragua ha mantenido el nivel más bajo de inseguridad y violencia. Pero podría estar perdiendo esa hegemonía.

El año pasado la Asamblea Nacional aprobó para la Policía Nacional un presupuesto de C$3,367.9 millones de córdobas, más un ajuste de C$416 millones, lo que se significa que se otorga C$39.10 millones de córdobas para reforzar la vigilancia y cubrir montos de la policía electoral y 750 nuevos policías.

Sobre temas de seguridad ciudadana consulté al comisionado en retiro, ahora dedicado a la literatura, Francisco Javier Bautista Lara. El exjefe policial  Bautista me dijo que “para prevenir la ola de crímenes en el país,  es necesario preservar un enfoque de policía comunitaria. Lo que permite la participación social en la prevención que limita la acción delictiva organizada en el nivel comunitario”.

¿Pero qué se puede hacer para evitar que grupos delincuenciales como los Salvatruchas de El Salvador ingresen a nuestro país?, le pregunté. Respondió que “debe de haber un control migratorio institucional, que ya se está aplicando y la acción policial y penal oportuna y efectiva”. “El gobierno de El Salvador, dice Bautista Lara, durante el último año ha implementado un plan de medidas extraordinarias, de excepción, contra los grupos “terroristas” (como les llaman a las pandillas). Ello incluye restricciones en los penales, despliegue general de la fuerza policial, etc. Eso ha llevado a que grupos de pandilleros salgan del país y se refugien en países vecinos, particularmente Nicaragua —me dijo—. Huele a peligro”.

Es muy importante que en el país prevalezca la tranquilidad para motivar a los inversionistas de la región centroamericana, a los que se les debe de garantizar seguridad.

El Estado de Nicaragua debe poner mano dura para que no sigan ocurriendo crímenes como los antes mencionados. Este tema hay que ponerlo en agenda pública y gubernamental. Es responsabilidad de todos evitar que de fuera se nos vengan encima delincuentes de alto nivel para aumentar la inseguridad y quitarnos la tranquilidad. Hay que batallar contra la delincuencia organizada y general con todos los recursos y fuerzas disponibles.

El autor es periodista, miembro de la APN.

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