Poco antes del inicio de la campaña edilicia, que arranca oficialmente el próximo 21 de septiembre, el excandidato a alcalde de Managua por el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), doctor Mauricio Mendieta, renunció aduciendo tres razones.
Primero, que la OEA no ha venido, aduciendo que ya es muy tarde para que venga; segundo, que a él le consta que el partido CxL no tiene tendido electoral en Managua; y tercero, que la recién aprobada reforma electoral, que permite a cualquier ciudadano que esté inscrito en el padrón pasivo, votar en su propia JRV, fomenta voto múltiple.
Como estamos a las puertas de la campaña electoral y ya pronto se van a esclarecer estas preguntas: si viene la OEA o vino muy tarde; si en efecto el partido CxL no tiene los fiscales en Managua para cuidar el voto y si va a haber fraude, entonces dejemos que el tiempo despeje sin ambigüedades estas interrogantes al doctor Mendieta.
Al doctor Mendieta lo reemplaza, otro Mauricio, el embajador Mauricio Díaz Dávila, a quien conozco personalmente desde hace muchos años, siempre transitando por la misma acera democrática y de quien con toda seguridad puedo afirmar que merece mi voto, como se lo hubiera dado también al doctor Mendieta.
Díaz se describe como “un ciudadano por la libertad convencido de que la democracia y libertad son derechos inherentes a la dignidad de las personas, y que por lo tanto su restitución pasa por librar permanentes batallas políticas en su consecución”.
Afiliado desde muy joven al Partido Social Cristiano, el embajador Mauricio Díaz fue consecuente desde su juventud con su autodefinición, como un ciudadano comprometido con la lucha por restitución de la libertad y la democracia, lo que lo llevó a la lucha férrea desde las aceras cívicas contra la dictadura somocista desde 1976, hasta su derrocamiento en 1979.
Esa lucha sin tregua contra el somocismo lo llevó a integrarse a la Juventud de Unión Democrática de Liberación (UDEL) que en 1974 fundó mi padre, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el Héroe Nacional y Mártir de las Libertades Públicas, por la corriente socialcristiana, en donde lo conocí durante varios mítines antisomocistas de UDEL durante aquella gesta patriótica y cívica.
Después del triunfo de la revolución, Díaz corrió para la Presidencia de la República en las elecciones generales de 1984, cuando la Coordinadora Democrática Nicaragüense Ramiro Sacasa Guerrero, encabezada por el doctor Arturo Cruz, se retiró por la falta de condiciones y fue diputado nacional, quedando como vicepresidente de la Asamblea Nacional en el período de 1985 a 1989.
En 1987 fue electo por parte de los partidos políticos de oposición, representante ante la Comisión Nacional de Reconciliación que presidía el cardenal Miguel Obando, la que fue creada con el objetivo de darle fiel cumplimiento a los acuerdos de paz de Esquipulas II.
Con el advenimiento de la democracia en 1990, Díaz fue destacado como Embajador de Nicaragua durante 14 años a los siguientes países: Perú, Guatemala, Ginebra, Suiza, Costa Rica y a la Organización de Estados Americanos (OEA) como embajador alterno y también fue director general de organismos y conferencias internacionales en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Más tarde, el embajador Díaz se integra a la lucha política desde el Partido Liberal Independiente (PLI) donde es electo diputado suplente ante el Parlacen en el período 2007-2011 y luego corrió por la Alianza PLI, siendo electo diputado propietario para el período 2012-2017, donde llegó a ocupar el cargo de secretario de la Junta Directiva.
Ahora Díaz, consecuente con su trayectoria y hoja de vida, asume el desafío de aceptar la candidatura a alcalde de Managua por el partido CxL, una misión cuesta arriba, que sin recursos no le será fácil, solo guiado por sus principios democráticos que han sido su norte durante toda su vida.
Como muchos otros excelentes candidatos y candidatas municipales de CxL, Díaz está convencido que no existe otro camino para luchar contra el régimen actual, que haciendo uso de todos los espacios cívicos disponibles, aprovechando como un día aprovechó desde UDEL el doctor Chamorro, cualquier ventana, cualquier fisura, para dar la batalla por la restitución plena de la democracia y la libertad.
El autor es periodista, exministro y exdiputado.
