Román “Chocolatito” González aún tenía el susto en el cuerpo y estaba aturdido por la brutal golpiza que le propinó Srisaket Sor Rungvisai, cuando dijo que estaba listo para el retiro. El nica intentaba recuperar el equilibrio cuando emitió sus primeras declaraciones a la prensa tras la pelea.
No obstante, con el pasar de las horas y el regreso de la calma a su alrededor, pero sobre todo a su interior, valora otras posibilidades. Ha dicho que seguirá en el boxeo y que espera capturar un título del mundo en el 2018.
Quizá convenga que efectivamente, se tome un descanso prolongado, para luego volver ante un púgil que no represente mayor peligro, pero que lo pueda calibrar con cierta objetividad y definir el próximo paso, que podría ser un duelo titular.
Solo con el tiempo descubriremos las repercusiones que el nocaut deja en Román, no solo físicamente, sino también desde el plano psicológico. Lo que sí es claro, es que sus duelos con Rungvisai y sobre todo el último, marcan un punto de inflexión en su carrera.
Alexis Argüello hizo dos combates en 1983, luego de su primera derrota ante Aaron Pryor en 1982. Y aunque volvió a tropezar con Pryor, la revancha se dio en el tiempo correcto, pero el estupendo pugilista pinolero, ya había llegado a a su nivel de incompetencia.
A sus 30 años, uno cree que “Chocolatito” aún tiene más que ofrecer. Semejante talento no se habrá evaporado de un día a otro. Sin embargo, no se pueden tomar decisiones precipitadas, mientras no se disponga de una valoración precisa.
Por ahora solo queda esperar y apreciar el brillante recorrido de Román, en una carrera que se proyectó sin tropiezos durante doce años, hasta la aparición del demonio Rungvisai, que resultó más macabra que las peores pesadillas.
Lo esencial, es que el “Chocolatito” se recupere totalmente y luego pueda tomar la decisión en beneficio de sus mejores intereses.