Julio Sánchez fue de esos peloteros que uno supo siempre que sería mánager. Era un líder, hábil para motivar a sus compañeros, con gran presencia en los momentos cumbres de los partidos y sobre todo con una llamativa facilidad de palabra.
Jugaba indistintamente en la receptoría o la primera base, aunque por su tamaño no se veía muy gracioso detrás del plato. En realidad, jugaba donde lo pusieran, porque era versátil y además su bate provocaba ruido desde el corazón del line up.
Después de diecinueve temporadas en Primera División, Sánchez acumuló promedio de .269, con 1,032 hits y 519 remolques. Se retiró en 1993, bateando de 4-4 en su último juego con el San Fernando, justo donde había iniciado su carrera en 1974.
También militó con el Chinandega, los Búfalos, los Industriales, el Bóer, Granada y cerró con el equipo de Masaya, que se ofreció para hacerle una despedida, luego que el Bóer vio con indiferencia su retiro.
Un año después de su final como atleta, era coach de la Selección Nacional en el Mundial de 1994 en nuestro país y al año siguiente, mánager, desarrollando en ese 1995, la actuación más consistente de una selección pinolera en la historia del beisbol nacional. Ganó adonde fue.
Atrapó medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Argentina, siguió con otra plata en el Preolímpico de Canadá. Subió a oro en los Juegos del Pacífico en Colombia, y cerró el año con bronce en la Copa Intercontinental de Cuba. Nadie lo hizo mejor.
Pero además de sus éxitos en el terreno, Sánchez brillaba por la disciplina que imponía a los jugadores. Su formación policial tuvo una incidencia enorme en esa etapa, antes de bajar sus niveles de exigencia, para asegurar su permanencia en el equipo.
No obstante, ha sido uno de los mánager más exitosos dentro y fuera del país. Su jonrón ante Dominicana en los Panamericanos de Caracas en 1983, es de los más memorables y ahora le corresponderá la distinción de dirigir en los Centroamericanos aquí en Nicaragua.
“Siempre desee estar en la inauguración del Estadio Nacional, aunque fuera como policía, pero agradezco a Dios y a Nemesio Porras por esta oportunidad”, dijo el también comisionado mayor de la Policía Nacional.
