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misiones espaciales, NASA

LA PRENSA/EFE

Las misiones espaciales también se preparan a 20 metros bajo el mar

El módulo Aquarius de la NASA funciona como una base espacial en la que sus miembros realizan paseos regulares fuera, experimentos científicos y técnicos, y conviven como lo harían dentro de la Estación Espacial Internacional

Una de las formas de preparar a los astronautas para una misión espacial es hacerlo bajo el mar: desde el pasado domingo, una tripulación de seis miembros, entre ellos el español Pedro Duque, se encuentra en la base Aquarius de la NASA, donde pasarán diez días sumergidos a unos 20 metros de profundidad.

Este equipo forma parte la misión número 22 de NEEMO (misión de operaciones en ambientes extremos), cuyo módulo Aquarius funciona como una base espacial en la que sus miembros realizan paseos regulares fuera, experimentos científicos y técnicos, y conviven como lo harían dentro de la Estación Espacial Internacional (ISS).

Así lo ha señalado -vía telefónica- desde el interior de la base Pedro Duque, quien comparte misión con el astronauta de la NASA Kjell Lindgren, comandante de la tripulación, con los científicos Trevor Gradd y Dom D’Agostino y dos técnicos de asistencia.

Los objetivos de este año incluyen, entre otros, probar tecnologías para hacer seguimiento de equipamientos y experimentos científicos y estudiar la composición del cuerpo y del sueño.

Así, por ejemplo, el equipo está testando un nuevo aparato de la Agencia Espacial Europea (ESA) para ayudar a la evacuación de astronautas durante los paseos espaciales; en concreto, a Pedro Duque ya le ha tocado estos días a hacer pruebas con este dispositivo, que tiene una especie de grúa y camilla que permite a un astronauta transportar a su colega y llevarlo hasta la base.

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Se trata del Conjunto de Sistemas de Evacuación Lunar (LESA), que en su día fue probado en el centro de astronautas que la ESA tiene en Colonia y ahora se está sometiendo a ensayos bajo el océano.

También, la tripulación ha recogido corales, anteriormente ‘sembrados’, y los ha enviado a la superficie para su estudio y está testando una maquinaria para secuenciar genes: “probamos todos los procedimientos para estar seguros de que arriba funcionarán”.

Los miembros de la tripulación salen al exterior entre una y dos veces al día y los “paseos espaciales” duran entre tres y cinco horas: no vamos con botellas, como los submarinistas, sino con unos cascos de buzo por los que se nos va suministrando el aire, explica Duque, quien señala que en las operaciones tampoco van con aletas, sino con botas.

El objetivo, relata, es simular lo más posible los movimientos en el espacio, porque además en estos paseos van con pesos: “es buceo técnico en grado sumo”, afirma el astronauta español de la ESA.

Con todo este equipamiento y ajustando la flotabilidad de los “acuanautas” estos pueden simular la gravedad de la Luna, Marte e, incluso, distintos asteroides, señala la ESA en una nota de prensa.

Duque detalla que la base Aquarius es más pequeña que la Estación Espacial Internacional, “es como un único módulo de la estación”, en cuyo interior entre otras cosas hay seis camas para la tripulación.

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Sus miembros, que reciben diariamente una planificación, se levantan sobre las seis de la mañana y duermen unas ocho horas.

La comida es deshidratada y en la base, de unos 37 metros cuadrados y localizada a 5,6 kilómetros de Cayo Largo, hay wifi.

Un equipo de buceadores está dando apoyo a la misión sobre el agua, a modo de control, y bajo el agua, como buceadores soporte.

Una vez fuera -la tripulación tiene que hacer un proceso de descompresión de más de 24 horas-, los astronautas, técnicos y científicos de esta NEEMO-22 serán sometidos a distintas pruebas médicas y de control, tal y como se haría en una misión espacial.

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Entrenar así bajo la superficie del mar es fundamental para una correcta expedición espacial futura, según Duque, quien preguntado sobre si esto quiere decir que volverá a la ISS responde: “yo quiero creer que estas cosas me cualifican en cierta manera un poco más”.

No obstante, “que vaya o no a la estación es una cosa que hay que preguntar a la ESA y a la delegación española de la ESA; yo por mí voy”, asegura.

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