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Meraris Toruño ya está entre las cuatro mejores jugadoras del Torneo Internacional Junior de Tenis. LA PRENSA/ JADER FLORES

Meraris Toruño, la tenista que brilla superando sus propias limitaciones

Meraris Toruño juega tenis superando sus propias limitaciones económicas, al no contar con el apoyo decidido de la Federación Nicaragüense de Tenis

Luego de ganar su tercer partido en el Torneo Internacional Junior de Tenis, sorpresa que nadie imaginó, la nicaragüense Meraris Toruño y su padre Julio se fueron a orar, los dos de pie y tomados de la mano, en una esquina de la cancha.

Sucedió la mañana de este miércoles, en el complejo deportivo Sport Slam, ubicado en Ticuantepe, donde Meraris había logrado vencer en dos sets (6-4, 6-2) a la mexicana María José Hernández, quien llegaba al certamen como la sexta mejor.

El nombre de Meraris ni siquiera estaba entre las principales sembradas del evento, pero ya le ganó a la número 2, la india Amritalakshmi Sahnmugan, y a otra mexicana, llamada María Hinojosa.

Meraris, tan pequeña como 1.38 metros, más bien está saliendo de una inactividad de dos años, y su idea no era otra que foguearse ante tenistas que van de torneo en torneo, de país en país, compitiendo para ganar puntos y escalar en la clasificación.

Las tres victorias de Meraris no estaban dentro de nuestros cálculos, esos jugadores son de mucha experiencia”, cuenta emocionado su padre Julio.

Si este evento hubiera sido en otro país, incluso en los de la región centroamericana, Meraris no hubiera tenido posibilidad de ir porque es pobre y porque sigue sin recibir más apoyo que zapatos y raquetas usadas de parte de la Federación Nicaragüense de Tenis (Fedetenis).

Apoyo mínimo

“Es lo único que he recibido”, dice. “Yo no recibo apoyo económico ni para el transporte. La Selección entrena de noche en el Club Terraza, pero yo no voy, porque no tengo. El dinero que gasto sale de la bolsa de mi familia”, explica.

Meraris, parada sobre la línea de los 18 años, raqueta número 2 para los Juegos Centroamericanos de Managua 2017, no recibe ni un centavo para sus entrenamientos. Por tanto, imaginar que irá a foguearse a países cercanos con miras a esta cita es una idea que no cabe en su cabeza.

Julio, padre de Meraris, debió conseguirle ayer una raqueta a última hora, porque con la que estaba jugando se le dañó la red.

“Con más apoyo podría hacer más, pero no he tenido suerte”, se dice a sí misma Meraris, quien ha saltado a la cancha a dar su mejor tenis, con sus zapatos rosados, raídos de las puntas.

Meraris recuerda que para la Copa Cariari de Tenis, que se celebró en junio del 2015 en Costa Rica, le tocó jugar con zapatos de baloncesto.

“Son los que en ese momento me pudo comprar mi papá. Él ha sido de gran apoyo para mí. El primer día se me fregaron y unos amigos de Costa Rica me fueron a comprar uno”, relata.

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