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Gisella Canales Ewest.

Conocé las lecciones que me dejó el crédito hipotecario

Tienes una deuda hipotecaria y no sabes cómo acelerar el pago de esta. Hoy te comparto mi experiencia y cómo logré cancelarla en menos de seis años.

Este artículo será un poco más largo de lo habitual precisamente porque es tanto lo que quiero compartirte, pues sé que será de utilidad para vos o para alguien que conozcás.

Septiembre de 2017 es un mes muy especial para mí por muchas razones y entre ellas destaca que después de 5 años y 7 meses logré terminar de pagar mi primer crédito hipotecario (y digo primero porque quiero adquirir más bienes inmuebles, pensando en mi vejez). Y como siempre trato de aprender de todo lo que me pasa –lo bueno y lo malo–, empecé a revisar las lecciones que me dejó esta primera experiencia y te las dejo aquí para que podás retomarlas para tu provecho:

  1. Comprar y no rentar.Como te he mencionado en otros artículos, empecé a vivir sola prácticamente poco después de haber alcanzado la mayoría de edad. Por razones económicas mis padres se fueron vivir al exterior y yo me quedé en Nicaragua estudiando la carrera universitaria, alquilando pequeños apartamentos. Eso fue a inicios de 2007 y durante varios años, de 100 en 100, vi pasar por mis manos miles de dólares (calculo que no menos de unos US$7,000 en total), que entregaba a los propietarios de esos lugares donde renté. Dinero perdido. Con el tiempo, conforme iba mejorando mis ingresos (y mis hábitos financieros) llegué a la conclusión que necesitaba algo propio, que no podía seguir gastando el dinero de esa manera, que si iba a pagar mensual, sería para algo mío.

Esa reflexión se dio poco después de la aprobación y puesta en vigencia de la Ley de Vivienda de Interés Social, que desató el auge de la construcción de viviendas a precios más asequibles de los que había en el mercado en aquel entonces (e imposibles de pagar para una chavala asalariada de 21 o 22 años). Aproveché ese contexto, las tasas subsidiadas que se lograron con la inyección de fondos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) a la banca local y tomé la decisión. Iba a comprar mi casa.

  • Realismo ante todo.Para esas fechas había una feria de viviendas, aproveché que tendría en un mismo sitio la mayor parte de la oferta de proyectos de ese tipo y me fui con una idea muy clara: no perdería el tiempo viendo casas de stand en stand y haciéndome agua la boca con exclusivos condominios o amplias casas. No. Sabía de antemano que debía buscar opciones que se ajustaran a mi bolsillo y necesidades, pero sobre todo que no representaran una carga muy dura de llevar. Puse como precio límite US$20,000 (en ese momento había muchas opciones en ese rango de precios) y sólo tomé volantes de proyectos que cumplieran con esa característica, para visitarlos y comparar calidad de construcción, ubicación y espacio disponible para ampliar. Sí, ampliar: aunque sabía que por el precio no podía adquirir una casa mediana o grande, sí podía hacerle mejoras y ampliaciones; eso lo tuve en mente desde el inicio.
  1. Recortar, ajustar y volver a recortar.Una vez seleccionada la urbanización donde viviría me llegó la primera traba: por el bajo salario que tenía (poco más del equivalente a 500 dólares en 2011) debía elevar el monto de prima: en vez del 10% que pedían a todo el mundo, debía dar 25% pues el banco sólo me financiaría 75%. La casa que seleccioné valía en ese entonces US$17,500 –llegó a venderse en US$26,000 años después–, por tanto la prima a pagar era de US$4,375. El problema de ello fue que tenía claro que una vez me entregaran la casa no podría mudarme de inmediato, debía gastar en ciertas obras como muro perimetral, verjas, cerraduras, las comisiones bancarias y otros gastos relacionados a la compra, por tanto el monto a desembolsar en esos días sería mucho mayor. El reto crecía.

La primera decisión fue mudarme. Todos esos pagos debía hacerlos antes de recibir la casa, por tanto debía reunir ese dinero mientras aún pagaba renta. Esto me llevó a buscar un lugar cerca de mi trabajo (para disminuir al máximo el gasto en combustible) y que me diera lo básico: dónde dormir. Encontré una habitación con los servicios básicos incluidos, al 50% de lo que usualmente pagaba. El gasto en combustible mermó en un 60% y durante varios meses los gastos en recreación se redujeron a cero, al igual que las compras innecesarias. CERO, además de recortar los gastos de comida. Realmente fueron muchos esfuerzos (no podría llamarlo sacrificio) pero tenía clara mi meta: debía reunir unos US$8,800 en total y mis ahorros no alcanzaban. Austeridad total que tendría su recompensa luego.

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  1. Hay que generar más.Como siempre hago énfasis en las capacitaciones que imparto y en mis participaciones en medios de comunicación, para pagar deudas y para ahorrar sólo hay tres caminos: recortar gastos, incrementar los ingresos y las dos anteriores al mismo tiempo.  Ya había hecho lo primero y aún así parecía que no lograría tener el monto necesario en el tiempo requerido (recordá que tenés a una urbanizadora y a un banco dándote seguimiento porque su negocio es vender la casa y otorgar un crédito hipotecario, respectivamente), entonces tocaba buscar ingresos extra. Muchas veces las opciones están a nuestro alrededor, pero como no sentimos la necesidad –estamos en nuestra zona de confort–, no las vemos. Empecé a hacer consultorías en comunicación (sí, más trabajo) y en pocos meses logré recaudar lo que necesitaba. Estaba agotada pero satisfecha.
  1. Es mejor ampliar.Como te mencioné en el punto 2, desde un inicio me propuse que si bien compraría la casa más pequeña del mercado, no la dejaría así, la ampliaría según mis necesidades. Y como eso requería más dinero continué poniendo en práctica lo que te compartí en los puntos 3 y 4.

¿Por qué ampliar en vez de comprar una casa más grande? Dos poderosas razones: la primera es que al comprar una casa más grande, el precio sería mayor y por tanto tendría que haber dado mucho más en concepto de prima. Y la segunda razón es que comparé precios con otras casas más grandes y la relación de metros construidos adicionales y terreno extra versus el incremento de precio, no me parecía favorable. Para darte una idea: la casa que yo compré con 42 metros cuadrados de construcción la amplié a 65 metros cuadrados. Incluyendo detalles y acabados gasté unos US$8,000 adicionales año y medio después de adquirirla (es decir US$17,500+8,000= US$25,500). Si hubiese querido comprar una casa con 65 metros cuadrados de construcción en ese entonces, me costaba unos US$32,000, es decir US$14,500 adicionales, sobre los cuales se calcularían intereses y comisiones adicionales.

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  1. Los gastos nunca acaban.Tal como me dijo una excompañera de trabajo  cuando le conté que había comprado una casa, los gastos de mantenimiento y reparaciones nunca acaban. Desde algo tan sencillo como el empaque en una llave de agua, una gotera, hasta pintar, cambiar tuberías o instalar un desagüe, nunca, nunca acaban los gastos en una casa, y si tenés un presupuesto muy ajustado, tendrás una propiedad en constante deterioro.

Tanto para esos gastos, como para ir haciendo el fondo para pagos extraordinarios en el crédito hipotecario, es necesario siempre ahorrar. En mi caso me ayudó mucho que luego de terminar de pagar el crédito de vehículo en diciembre 2016, seguí destinando el dinero que antes usaba para la cuota y lo transformé en ahorro. Todito, sin un centavo menos.

Generalmente cuando nos libramos de una deuda usamos ese dinero “extra” para ampliar nuestra capacidad de gasto, pero si pensamos así siempre, nunca tendremos bienes duraderos ni estaremos preparados para imprevistos.

  1. Pagar menos intereses.Hubo dos razones por las que decidí cancelar de forma anticipada mi crédito hipotecario: a) porque estoy en un proceso de reducir al máximo mis gastos –y la cuota de la casa era el principal– y b) porque siempre trato de pagar lo menos posible en intereses.

Lo que hace unos años fue una traba (que me pidieran 25% de prima para que me aprobaran el crédito hipotecario) al final se convirtió en una ventaja, pues al ser menor el monto a financiar, también lo fue el plazo (15 años en vez de 20) y la cuota quedó bastante pequeña (menos de US$130), lo que me permitió continuar con un buen ritmo de ahorros, lo que sumado a los ingresos adicionales que generé en ese tiempo, me permitió reunir lo suficiente para hacer abonos extraordinarios que me libraran de la hipoteca antes de tiempo.

Si ya has leído mis artículos sabrás que a la hora de hacer el balance entre centrar tus recursos en incrementar tus ahorros, o pagar las deudas, opto por lo segundo. ¿Por qué? Porque no hay actualmente en el mercado local ningún instrumento financiero que me ofreciera un retorno mayor al 8%, que era la tasa de interés que estaba pagando cada año, por tanto no valía la pena tener el dinero ganando poco, si por otro lado pagaba más.

¿Cómo me benefició esto? En total pagué por 5 años y 7 meses de crédito hipotecario un total de US$22,518.26 (incluyendo el pago de la prima, las cuotas y abonos extraordinarios), cuando lo que estaba contemplado en el contrato de crédito sumaba U$27,597.2, por tanto me ahorré US$5,078.94 de intereses. Aunque, debo reconocer que haber pagado poco más de US$5,000 en intereses por el crédito de la casa es algo que todavía me duele, mi prioridad era terminar primero el crédito de vehículo [Aquí podés leer el post Así pagué mi auto en 25 meses (en vez de 60)y me ahorré más de US$1,000], que representaba una tasa de interés más cara y –lo peor–, era variable.

La mayor satisfacción que me da ahora que terminé de pagar la casa es que su plusvalía ha incrementado tanto, que cubre los intereses pagados, las inversiones realizadas y todavía me deja ganancia: este año realicé un avalúo al bien y su valor de mercado ya supera los US$38,000 (recordá que su precio original era US$17,500, pagué un total de 22,518.26 con los intereses bancarios y le he invertido en mejoras unos US$11,000, lo que indicaría que he sacado de mi bolsa alrededor de US$33,500 por la casa). Y lo mejor de todo es que por su ubicación, esa plusvalía continuará creciendo.

(*) Consultora en educación financiera y desarrollo empresarial.
Autora de Dele Peso a sus Pesos.
[email protected]

Economía Dele peso a sus pesos archivo

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COMENTARIOS

  1. Fabio Ruiz
    Hace 7 años

    Excelente noticia. Felicidades Gissela por cancelar su credito.
    La diferencia que hace esta joven con otros “expertos en finanzas personales” es que ella da el consejo a partir de su propia experiencia

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