Rungvisai mejor que el Chocolate
Titulé este escrito de esta manera porque es la realidad que el periodista de Deportes de LA PRENSA, el señor Edgard Rodríguez, no le gusta reconocer, a pesar que su carrera le exige imparcialidad y objetividad.
Se empeña en buscar otros adjetivos para calificar el desempeño del tailandés, cuando el idóneo es “mejor”. Hay que darle mérito al que mérito merece.
En un artículo publicado en LA PRENSA por Rodríguez días antes de la pelea, solamente visualizaba una victoria del Chocolate sobre el tailandés. Descartando categóricamente la pegada de Sri Saket Sor Rungvisai y atribuyendo la victoria anterior a los cabezazos propinados por él, se manifestó con un fervor creyente del robo de los jueces. Ahora quisiera preguntarle a Rodríguez: ¿Le queda alguna duda sobre la superioridad del tailandés sobre el Chocolate? ¿Con qué excusas saldrá ahora?
Luego, en su artículo publicado en LA PRENSA del día martes 12 de agosto del año en curso, el señor Rodríguez se contradice, al decir que a los nicaragüenses nos cuesta reconocer que jamás habíamos tenido un atleta que fuera considerado el mejor libra por libra del mundo. No puedo hablar por toda la población, pero sí le puedo asegurar que la mayoría de los nicas hemos sabido apreciar la grandeza del Chocolate. Edgard en su artículo dice: “Por culpa de un Rungvisai que llegó más afilado que de costumbre”. En otras palabras, sustituyó el adjetivo “mejor” por el de “afilado”. Le pregunto algo señor Rodríguez: ¿Cuánto más tiene que demostrar el tailandés para que periodistas de su calibre reconozcan su superioridad sobre el Chocolate? Y no estamos hablando del bagaje que tiene la carrera del Chocolate por ser cuatro veces campeón del mundo, tampoco de las finas cualidades boxísticas que tiene, sino simplemente de que le ganó claramente y sin dejar lugar a dudas.
¿Cuánto más tiene que demostrar el Chocolate para que Rodríguez reconozca que no tiene pegada en las 115 libras? También emplean otros adjetivos o excusas diciendo que tiene que foguearse con peleadores inferiores para que su pegada se asiente, cuando eso no existe, la pegada nace no se hace. Lo mismo pasó con nuestro otro ídolo Alexis Argüello cuando se enfrentó a Aaron Pryor, su pegada no era la misma. Otros apuntan que el error fue del entrenador, pero al final el único culpable es el Chocolate, que tiene que reconocer que en la vida siempre habrá peleadores superiores e inferiores a él.
Admiro las notas deportivas del señor Rodríguez, esto es solamente una crítica constructiva.
Rodney Rodríguez B.
Exigir indemnización a dictaduras
Casi a diario veo en algunos noticieros internacionales que la población de Argentina y Chile entre otros países donde han habido dictaduras están reclamando indemnizaciones por los daños humanos, económicos y materiales causados por los regímenes dictatoriales. Muchos de estos dictadores, entre ellos Augusto Pinochet de Chile, han sido judicialmente procesados y mandados a prisión por los daños causados a sus pueblos.
Pero ¿será posible que en Nicaragua los ciudadanos podamos organizarnos y demandar internacionalmente que se nos indemnice por todos los daños que nos causó la dictadura sandinista de los años ochenta?
En la actualidad se piensa enjuiciar a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela por crímenes de lesa humanidad, ¿pero será que la OEA y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pueda acompañar a los miles de nicaragüenses que en los años ochenta fuimos víctimas directas de la guerra fratricida que nos impuso por todos sus abusos la dictadura sandinista?
Mi pregunta a la OEA y a la ONU: ¿Será que los nicaragüenses que fuimos enviados a una guerra fratricida nos merezcamos una indemnización por los daños sufridos durante la dictadura sandinista de los años ochenta? Dictadura que para mi fue más cruel que las dictaduras de Chile y Argentina y que la misma dictadura somocista.
Máximo M. Castillo (Mexicano)
Respetemos nuestros símbolos patrios
Desde hace unos pocos años, en el mes de septiembre, Mes de la Patria, los canales nacionales de televisión acostumbran poner como logo una banderita azul y blanco, que representa nuestra patria; lo malo es que la colocan mal, o sea, a la derecha del observador, que somos los televidentes.
El Artículo 10 del Reglamento de los Símbolos Patrios dice textualmente: “…La Bandera Nacional ocupará siempre el lugar de la derecha (izquierda del observador), obviamente, en el caso del logo en la televisión, los observadores somos los televidentes.
Hace unos años, envié carta aclarando dónde se debe colocar el logo de la banderita, adjuntando a esta, una hojita del Reglamento sobre los Símbolos Patrios, conteniendo el artículo 10. Lastimosamente solo el Canal 2 coloca el logo correctamente. Otros canales, como el 12, no lo ponen; pero en el Programa de Carlos Fernando Chamorro (Esta Semana – Esta Noche), lastimosamente lo colocan mal.
Da tristeza y vergüenza ver mal colocada nuestra bandera, como en Radio Sandino, Telcor, en Managua y ver como se irrespeta nuestra bandera, cuando permanece izada, raída, sucia en lugares públicos; peor aún, cuando en ese estado la mantienen en centros escolares.
Argentina Vega Bolaños.
El problema de la pornografía
La pornografía se ha convertido en un acto consumista banal al alcance de los niños mediante los dispositivos electrónicos y ordenadores, con la cual, ausente la autoridad de los adultos, caen en una pendiente adictiva que los perjudicará de por vida, a menos que se tomen medidas contundentes. Pero, ¿cuál es el problema?
La pornografía llena la mente del que la ve con fantasías degradantes que solo producirán aburrimiento frente a las mujeres de carne y hueso llegando al punto de hacerle emocional y físicamente incapaz de tener una vida sexual normal.
La psicóloga doctora MaryAnne Layden dice que “perjudica el rendimiento sexual de sus consumidores con problemas de eyaculación precoz y disfunción eréctil. Después de continuadas experiencias sexuales antinaturales a través de revistas, películas e internet tienen dificultades en tener sexo con un ser humano real: el porno reduce su capacidad de experimentar el sexo”.
El porno le entrena para aburrirse del compromiso. El hombre adicto deja de ser cautivado por una mujer, se ha convertido en un glotón que nunca se llena.
Las modelos más seductoras no logran mantener su interés más allá de unos segundos, cuánto menos su novia/mujer. La persona que ve porno experimenta una muerte interior, sin embargo, regresa una y otra vez al engaño de lo que solo le deja más vacío que antes.
Esto es así porque su parte espiritual, que debe ser gobernada por la razón y satisfecha por un orden superior, le orienta a un uso del sexo adecuado a su finalidad, esto es, a la reproducción. La pornografía, así como todos los actos que violan este mandamiento de fecundidad física y sobrenatural, dejan al hombre en condiciones pésimas para subir por la cuesta de la perfección a la que todos hemos sido llamados. Dios nos creó con el mandato de crecer y multiplicarnos, y cuando la función reproductora se aparca y solo emerge el apetito sexual saciado a base de actos de lujuria pero que nada tienen que ver con el amor comprometido, se distorsiona no solo la mente, sino el alma, incapaz de mirar a las criaturas con sencillez, y menos todavía de comprender a Dios.
Las relaciones se rompen y el hombre, cuando no el niño o la mujer, se aísla en un mundo cíclicamente oscuro y sin salida del que solo puede huir con la ayuda de Dios o de una fuerte determinación.
M. Dolores Bravo.
