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La Prensa

Unas elecciones como deben ser

El domingo pasado hubo elecciones parlamentarias en Alemania, de cuyo ejemplar sistema electoral y  democrático  en general hay mucho que aprender.

Como anticiparon las encuestas, el partido conservador fue el más votado  a pesar de que bajó de 41.5 por ciento en 2013 a 33 por ciento en 2017.  Los conservadores perdieron  más o menos un millón de votos —que  emigraron a la extrema derecha—, pero de todas maneras la señora  Angela Merkel podrá seguir al frente del gobierno.

Peor le fue al segundo partido alemán, el socialdemócrata, que bajó de 25.7 por ciento en las elecciones anteriores a 20.5 por ciento ahora. El gran ganador  fue el   partido nacionalista de derecha radical, Alternativa por Alemania, que consiguió el 13.1 por ciento de los votos y pasó de no tener ningún escaño a ocupar 94.

Para los alemanes,  los aspectos  más relevantes de las elecciones del 24 de septiembre han sido  el gran retroceso de los dos principales partidos, el ascenso de la extrema derecha nacionalista y la expectativa acerca del nuevo gobierno. Los socialdemócratas han  decidido abandonar  la coalición gubernamental  y  los conservadores tendrán  que gobernar en alianza con los liberales (que regresan al Parlamento con ochenta diputados) y el Partido de los Verdes que tendrá 67 escaños.   Pero esa alianza no será fácil debido a  las contradicciones de sus programas de gobierno.

A  nosotros lo que nos interesa  destacar es la  nitidez democrática de las elecciones alemanas. El sistema político de  Alemania asegura la más amplia representatividad  en el Parlamento, pero al mismo tiempo, para garantizar la calidad de la representación política cada partido debe alcanzar un mínimo de cinco por ciento de los votos totales,  para tener escaños parlamentarios.

El sistema electoral alemán  se basa en una combinación de elección directa de  diputados en  los 299 distritos que hay en el país, con la elección proporcional de los demás parlamentarios según los votos para  los partidos. Cada ciudadano tiene dos votos: uno para votar  por el candidato distrital  de su preferencia y el otro   para que vote por el  partido que quiera.

Pero lo más importante es que en Alemania es impensable el fraude electoral. Las Juntas Electorales cuentan públicamente los votos, dan a conocer inmediatamente el resultado de las votaciones  y los ciudadanos no dudan de la honestidad de sus miembros.

En Alemania  ni siquiera se habla de fiscales electorales de los partidos, que en Nicaragua son indispensables para cuidar que ninguno de ellos —sobre todo el que está en el poder— se robe los votos de los demás; y sobre todo para denunciar después de las votaciones el fraude que regularmente viene ocurriendo desde las elecciones municipales de 2008.

Los nicaragüenses deberíamos aspirar a tener un sistema electoral como el de Alemania. No es cierto que la democracia solo se   puede construir, practicar y disfrutar en los  países desarrollados y ricos.  Costa Rica, cuando comenzó  la democracia y  las elecciones fueron libres, justas  y limpias, era un país tan atrasado como Nicaragua. Fue gracias a  las elecciones libres y la democracia, y no al revés, que Costa Rica está ahora muy por delante de Nicaragua.

COMENTARIOS

  1. Pepe Turcon
    Hace 7 años

    Tremendo Editorial, gracias La Prensa!

    No hay duda que se requiere de mucha Fe, mucho valor para confiar en Dios y en la mayoria expresada por un pueblo.

    Realidad es que el mal existe y lo primero que busca el mal es eliminar a Dios, al pueblo y su expresion.

    Mas alla de una eleccion libre en Nicaragua se lucha por el bien, dificil tarea.

    Sin embargo: Dios tarda pero llega y asi como no se puede tapar el sol con un dedo el Mundo entero esta entrando en una busqueda de respuestas honestas.

    Tal ha sido el caso de Alemania y Nicaragua no se quedara atras, ya se respira en el ambiente un basta ya al mal.

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