Dos días bastaron para que Rivas flotara en agua. Según estimaciones del Centro Humboldt, en 48 horas se acumularon cerca de 300 milímetros de agua. Esto sobrepasó la norma histórica del mes de octubre, que es de 282 milímetros. Bajo esta premisa si un huracán tocara el país la situación se tornaría muy peligrosa, analiza Abdel García, oficial del Centro Humboldt.
García, responsable de cambio climático para esa organización ambientalista, explicó que la situación que se vivió en Rivas, originada por una vaguada monzónica se agudizó por tres elementos claves: El comportamiento del clima (lluvias torrenciales en un corto período de tiempo); las condiciones de vulnerabilidad propias del territorio ligado a la falta de ordenamiento y las condiciones ambientales; además de la posición geográfica de la zona, explicó el especialista.
Asimismo, tiene especial importancia la fecha en la que se presentan los fenómenos, porque no es lo mismo una precipitación fuerte a inicios de mayo, cuando el suelo está seco, a que suceda en octubre, “entonces el nivel de peligrosidad se duplica o cuadruplica”, dijo García.
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El problema es que no se atiende el problema de raíz y prevalece la atención de emergencias, explicó. “No hemos atendido apropiadamente las causas del problema. Hemos ido a mitigar y a atender cuando estos ocurren, pero no hemos ido a combatir las causas estructurales de nuestras vulnerabilidades, que es lo que más nos expone y es lo que eleva más el nivel de riesgo”, expresó.
Para dimensionar el impacto del nivel de precipitaciones que convirtieron a Rivas, el territorio más afectado, en un mar momentáneo, estas solo se comparan con la mitad de las precipitaciones diarias generadas por el huracán Mitch (1998) que acumuló en cinco días, según datos de esta organización, 1900 milímetros, es decir, al día llovió cerca de 380 milímetros. Estas condiciones ponen en una situación de mayor vulnerabilidad el territorio, explicó García.
¿Por qué hubo tantos muertos?
Esta temporada ciclónica ha sido una de las más activas, y parte de este impacto lo percibió Cuba, que sucumbió ante el paso de Irma. Su saldo mortal fue de 10 personas, mientras que en Nicaragua, según el último dato emitido por el Gobierno fue de 15 personas.
A la pregunta, por qué Nicaragua tuvo más víctimas por lluvias, sin tener la incidencia de un huracán, García lo relaciona al Sistema de Prevención que tiene la isla, que obliga a la persona a evacuar, no es opcional, y cuenta con una estructura de protección de bienes, contrario a Nicaragua.
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No hay enfoque en causas
Así como lo han mencionado los especialistas en gestión de riesgo, Abdel García, oficial de cambio climático del Centro Humboldt, también explicó que a nivel centroamericano se reconoce el avance de país y las estructuras que se han creado para responder ante una emergencia. Sin embargo, “no basta solo con una declaratoria de alerta amarilla, sino que se necesita también una fuerza músculo que actúe en función de ayudar a que la gente se establezca en los albergues. Esto no solo consiste en trasladar sino en contar con todo un plan”, expresó.
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Mejorar sistema de vigilancia
El evento que descargó toda su furia sobre el Pacífico del país fue una vaguada monzónica, según explicación del Gobierno. Sin embargo, la alerta amarilla que se decretó fue debido al riesgo de precipitaciones que traería la Tormenta Nate en el Caribe Norte.
Sobre esta situación Abdel García, oficial de cambio climático del Centro Humboldt, explicó que el aprendizaje obtenido sobre el caso, es que no se debe de descuidar la vigilancia de cualquier evento; ya sea de gran intensidad o menor.
“El desafío es que los sistemas meteorológicos puedan crear nuevos mecanismo, nuevos umbrales, y nuevas forma para advertir”, expresó.
Se necesitan mejorar los mecanismos de observación del clima del país, con el objetivo de ser más específicos y alertar a la población. “Eso lo necesitamos desde hace rato”, dijo García. También destacó que la gente no se autoevacúa porque teme perder sus pertenencias.