La aparición del presidente designado por el poder electoral, Daniel Ortega, solo 55 veces en lo que va del año, ajeno a los problemas nacionales, reabrió el debate sobre sus períodos de ausencia, su estado de salud y el tema de la sucesión que surgió el año pasado en las filas de su partido con la designación de su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta.
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La nominación de Murillo garantizó que si Ortega, de 72 años, llega a faltar definitivamente en este nuevo período de gobierno, iniciado en 2017 y que terminará en 2021, es Murillo su sucesora constitucional. El sandinista ha gobernado el país más tiempo que el fundador de la dinastía Anastasio Somoza García.
Al igual que los Somoza, que ayudaron a derrocar, sobre los Ortega se ciernen varias tesis sobre los posibles caminos de la sucesión. El exdiputado y también disidente del FSLN, Víctor Hugo Tinoco, opinó que en una dinastía como la impuesta ahora, lo que se puede esperar es que el sucesor sea uno de sus siete hijos, quienes ocupan cargos importantes en la administración pública.
Hijos del poder
Rafael Ortega, el hijo mayor, administra el negocio del petróleo; Laureano es asesor de la estatal Agencia de Promoción de Inversiones de Nicaragua (ProNicaragua); Luciana y Camila, asesoras presidenciales, mientras Maurice, Daniel Edmundo y Juan Carlos, dirigen los canales oficialistas, propiedad de la familia presidencial, y el estatal Canal 6.
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“Cuando se anda buscando la sucesión dinástica, pasás por doña Rosario porque posiblemente los otros no están preparados. En todas las historias de las dinastías de la humanidad, obviamente vas a buscar al pariente más cercano”, dijo el exdiputado Tinoco, quien no se atreve a mencionar un nombre. El exdiputado recordó que incluso la imposición de Rosario Murillo como vicepresidenta causó fisuras a lo interno del FSLN.
Decisión política
El excomandante Henry Ruiz, uno de los nueve que gobernaron el país en los años ochenta, valoró que la sucesión de Ortega-Murillo tendrá que pasar por la decisión política de los dirigentes del FSLN, más propiamente a través de los cauces de la Asamblea Nacional, en manos de Gustavo Porras.
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Sobre las ausencias de Ortega, Ruiz tienen una explicación más terrenal: las fobias. “Si vos ves la vida de los dictadores te encontrás con que le terminan teniendo miedo a todo, yo me imagino que a Daniel le están entrando esas cosas”, dijo Ruiz. El disidente también suma el hecho de que Murillo es una persona esotérica, supersticiosa, y se complementa con Ortega.
Recuento de eventos
Este año Daniel Ortega se dejó ver en 22 reuniones con funcionarios de alto nivel, recibiendo a presidentes, representantes de agencias de cooperación internacional, representantes de organismos financieros internacionales, ministro de Relaciones Exteriores, líderes de Iglesia. Ocho eventos internacionales, ocho actividades partidarias, cinco actos militares y dos policiales, seis deportivos, un evento económico internacional, tres actividades nacionales, según una revisión en los medios de comunicación oficialistas.
No dijo nada sobre daños provocados por tormenta
En los últimos dos meses, Daniel Ortega se ausentó por 22 días, llamando especialmente la atención su ausencia durante la tormenta Nate, que impactó al país en los primeros días de octubre.
La última vez que Ortega causó expectativa con su ausencia fue en febrero de 2014. Después de más de 10 días sin que se le viera en eventos públicos, apareció en el Aeropuerto Internacional para recibir al recién nombrado cardenal Leopoldo José Brenes.
El exdiputado Eliseo Núñez y el sociólogo Oscar René Vargas coincidieron en que los largos períodos de ausencia son a propósito para fortalecer el protagonismo de su esposa Rosario Murillo, quien participa diario en un programa de propaganda oficialista.