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Cora López y sus dos hijos denuncian ante un funcionario del Cenidh, el crimen contra Marcio Antonio García Joya. LA PRENSA/CORTESÍA

Viuda narra crimen contra su marido en Jinotega

Los hechos ocurrieron la madrugada del 29 de junio del presente año, en Avión Quemado, una alejada comunidad de Plis, Jinotega

“¡Voy a salir!”, habría anunciado Marcio Antonio García Joya, alarmado por la orden a gritos que le daba un supuesto grupo de militares al otro lado de la puerta de su casa, según relató la viuda Cora López a LA PRENSA.

“Estoy rendido. Yo quiero que hablemos”, dijo inicialmente García mientras salía con las manos en alto. Pero una voz de mando le dijo: “¡Hacete ahí!”, mientras le apuntaba con un fusil, recordó López.

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“No hombre, demen una oportunidad de encomendarme a Dios”, habría suplicado García mientras levantaba los brazos y alzaba la vista.

Los hechos

En ese momento el fusil del militar que lideraba a un grupo de uniformados lanzaba fuego tres veces seguidas, ante los ojos atónitos de López, quien dijo que junto a sus dos hijos vio caer el cuerpo ensangrentado de su marido en una esquina del cuarto.

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Los hechos ocurrieron la madrugada del 29 de junio del presente año, en Avión Quemado, una alejada comunidad de Plis, Jinotega, limítrofe con Nueva Segovia, en la frontera con Honduras, donde la pareja era dueña de una finca de 45 manzanas, en la que cultivaban granos básicos y empezaban a desarrollar ganado vacuno.

El terror al que ha estado sometida la familia y lo alejado de la zona evitaron que el caso trascendiera. Tres meses después fue denunciado el hecho ante funcionarios del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), institución que se limitó a confirmar la denuncia.

Ejército no da su versión

Desde el 5 de octubre pasado LA PRENSA ha buscado una versión oficial del vocero del Ejército de Nicaragua, coronel Manuel Guevara, pero no hubo respuesta.

Entre lo relatado por los allegados al asesinado, el domingo anterior habían conocido del movimiento de militares que realizaba un operativo de búsqueda a otra persona, pero desconocían de qué se trataba.

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A su vez, expresan los allegados a la familia de García, que quienes acudieron a su casa no corresponden a los soldados que permanecen en los dos puestos militares ubicados en ese territorio, por lo que presumen llegaron de otra zona.

La viuda relató que uno de los niños se abalanzó sobre el cuerpo ensangrentado de García, y el militar que había accionado el arma seguía disparando y uno de los disparos rasgó la camisa del pequeño.

Viuda recuerda amenaza

“El infeliz, el mero jefe, le pega una patada (al fallecido), todavía me lo derrumbó de las manos”, al tiempo que dirigió las armas en contra de ella y le amenazó: “Te vas a ir junto a él”.

La mujer con voz baja cuenta que el jefe de la tropa tomó la pistola del muerto, la que había quedado repleta de balas, y le apuntó con la misma arma. La tomó y le situó la boquilla en el pecho, por lo que ella rogó que no lo hicieran.

“¿¡Cómo van a quedar los niños motos!? Aquí no tengo familia”, asegura la mujer que les suplicó al jefe militar.

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“Entonces, disparó todos los tiros de la pistola cerca de mis oídos y los niños viendo todo. Y me dijo: ‘Perdete. Hacete humo’”, recuerda la viuda.

La mujer huyó con sus hijos corriente arriba de una quebrada que cruza su misma propiedad para no dejar rastro, mientras era perseguida por ocho soldados que buscaban como cazarla.

La mujer y los niños llevaban las ropas ensangrentadas y fue albergada por una familia del sector, donde se escondieron todo el día. Mientras el cuerpo de García permaneció tendido en el suelo todo el día hasta que le permitieron a un pastor de la localidad que lo sepultara.

Doce denuncias ante el Cenidh

En el informe anual publicado a inicios de octubre por el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), se destaca que en 2016 registraron doce denuncias por violación al derecho a la vida. En al menos seis de las mismas, militares fueron señalados como autores de esas muertes.

Para el Cenidh los primeros meses de 2017 confirman una tendencia similar a 2016. Uno de esos casos denunciados fue el de Andrés Cerrato, exmiembro de la Resistencia Nicaragüense, y militante del Partido Liberal Independiente (PLI), asesinado y previamente torturado. El hecho ocurrió en San Martín de Daca, Ayapal, Jinotega.

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Otro caso es el de Wilfredo Dávila Altamirano, privado de la vida en un supuesto enfrentamiento armado, en San Pablo Iyas, Mulukukú. Sus padres, Hernán Sevilla y Gladys Altamirano, denunciaron que la Policía y el Ejército solo les mostraron fotos de su cuerpo con un impacto de bala en la frente.

Nacionales crimen Jinotega viuda archivo

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