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El ganador del Premio Planeta, Javier Sierra, por la novela El fuego invisible. LA PRENSA/AFP / PAU BARRENA

El ganador del Premio Planeta, Javier Sierra, por la novela El fuego invisible. LA PRENSA/AFP / PAU BARRENA

Despertar al lector y no entrenerlo es la función de la literatura, dice ganador del Premio Planeta

La novela ganadora El fuego invisible del escritor Javier Sierra narra la historia de David Salas, un profesor de Lingüística del Trinity College en Dublín, con raíces españolas y que debe viajar a Madrid, donde tropieza con una vieja amiga de su abuelo, al que siendo niño le hizo la pregunta troncal: "¿de dónde vienen las ideas?"

El escritor turolense Javier Sierra, ganador del Premio Planeta con la novela El fuego invisible, considera que “la función suprema de la literatura no es entretener, es despertar” al lector.

En una entrevista, Sierra precisa que ese despertar supone “inquietar, cambiar la visión del lector”, un cambio muy relacionado con la historia de la novela, en la que “las palabras tienen mucha importancia”.

De hecho, la novela arranca con una declaración de intenciones, sobre el poder de las palabras: “La palabra ‘grial’ es una invención que aparece por primera vez en el título de un cuento de Chrétien de Troyes.

Se había hablado de la copa de Jesús en la última cena, pero grial es una palabra que se inventa en 1180 en ese texto”.

Sierra confiesa que siente fascinación por esos creadores que inventan de la nada un término para definir el mundo.

El fuego invisible narra, según ha explicado Sierra, la historia de David Salas, un profesor de Lingüística del Trinity College en Dublín, con raíces españolas y que debe viajar a Madrid, donde tropieza con una vieja amiga de su abuelo, al que siendo niño le hizo la pregunta troncal: “¿de dónde vienen las ideas?”.

El protagonista, que nada tiene que ver con el autor, aclara, es un especialista en Parménides, por tanto, hay algo de filosofía de los presocráticos en la novela.

Entre la filosofía de Parménides y el grial de Troyes “Justamente, los presocráticos, con Parménides a la cabeza, desarrollaron un método para la captación de ideas muy particular que llamaron la ‘incubación’, que consistía en encerrarse dos días sin comer ni beber en una cueva para tener la mente suficientemente limpia y poder escuchar a los dioses, y en una incubación nacen conceptos como ‘democracia’ “, señala Sierra.

Aprovechando la trama de suspense, Sierra aborda temas que son su campo natural de trabajo, que “se mueven entre lo conocido y lo desconocido, entre lo natural y lo sobrenatural”.

En ese sentido, el autor y periodista se siente “un escritor de frontera”. La historia de El fuego invisible nace, explica Sierra, de una primera lectura de El cuento del grial, de Chrétien de Troyes, “una novela frustrada porque no termina de resolver la pregunta que da título al poema medieval de qué es el grial”.

A partir de esa incógnita, Sierra se pone las botas de Wolfram von Eschenbach, que es quien escribe la continuación veinte años después con Parsifal, y de Robert de Boron, quien con el cuento de Merlín trata también de resolver esa historia.

Novela con trama de intriga

Con estos mimbres, Sierra construye “una trama de intriga participante para que el lector vaya descubriendo por sí mismo las pistas y los cebos que el autor le va tendiendo”.

A su juicio, la novela es “un viaje que comienza en Madrid y que termina en los Pirineos con un momento de revelación, de éxtasis”. La novela sucede en la actualidad, pues aunque pensó en hacerla histórica, se dio cuenta de que se alejaba del lector contemporáneo.

“Yo quería despertar el fuego dentro del lector, sabiendo además que es una novela que va a estimular mucho a los que en algún momento se han planteado escribir, porque recorre los distintos momentos del proceso creativo, toca sensibilidades”, afirma el autor.

Para Sierra, el filósofo y escritor italiano Umberto Eco es una “referencia absoluta, y además es un maestro también de la etimología, y la etimología es muy importante en esta novela”. Aunque la novela tenga esa pretensión erudita, Sierra ha hecho concesiones a la literatura de más alcance: “No es un Baudolino (de Eco), no busca deslumbrar con juegos de palabras, con un uso medieval de ciertos términos, sino que intenta ser comprensible y por eso está centrada en nuestros días”.

Posible adaptación a la pantalla de su novela La cena secreta

Una serie propia en proyecto La difusión que concede el Premio Planeta podría acelerar algunos de sus proyectos en marcha, como la posible adaptación a la pantalla de su novela La cena secreta, con la que fue finalista del Premio Ciudad de Torrevieja, que “está en manos de una productora con un proyecto internacional para convertirlo en una miniserie”.

En medio de la gira de promoción del Planeta, Sierra podría estrenar una serie documental para Movistar sobre “grandes enigmas”, de la que avanza que serán “seis grandes documentales sobre enigmas que me han interesado, pero vistos desde una perspectiva personal” y para ello ha recreado en cine momentos de cuando tenía 9 o 10 años y se enfrentaba a los grandes arcanos, a las grandes preguntas.

La serie reconstruye los grandes casos o situaciones que le impactaron, tratando de demostrar que “estos hechos inexplicables son parte de nuestra cultura” y pone como ejemplo la explicación de por qué en el escudo de Teruel aparece una estrella y un toro.

“La estrella remite a una luz extraña que fue vista en 1171 por las tropas de Alfonso II de Aragón”, aclara Sierra. La serie “está muy avanzada y la pretensión de la cadena es estrenarla para Navidades”, avanza el escritor turolense.

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